La Opinión de Murcia

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Patrimonio

Murcia quiere poner halcones en la Catedral para controlar las palomas

Se trata de un proyecto piloto basado en adoptar medidas biológicas acordes con la legislación de bienestar animal | Consultará a expertos en cetrería y con el Obispado de Cartagena para ponerlo en marcha

Palomas, este sábado sobre una estatua de la fachada de la Catedral de Murcia.

Las palomas son nocivas para la Catedral y para el resto de edificios que hay en la plaza del Cardenal Belluga, en el corazón de la ciudad, y siempre han sido un quebradero de cabeza tanto para el Obispado como para el Ayuntamiento, que tiene las competencias en su control y no proliferación en el municipio.

Conscientes de ese problema y de que transmiten enfermedades, además de destruir el patrimonio histórico con sus excrementos, la Concejalía de Salud tiene previsto poner en marcha un proyecto piloto que controle la población de estas aves de manera natural y sin necesidad de utilizar los medios que se están usando en estos momentos por parte de los servicios municipales de Zoonosis. 

Estudiará cómo se hace en Sevilla y en Valencia para decidir si contrata a una empresa o lo hace con aves propias

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El proyecto piloto que tiene en mente el departamento municipal, dirigido por la concejala Esther Nevado, se basa en la introducción en la plaza de Belluga y en la Catedral de halcones peregrinos, una especie que se alimenta principalmente de otras pequeñas aves, como las palomas. «Son técnicas de control biológico, acorde con la legislación de bienestar animal», explicó Nevado, quien añadió que «no estamos inventando nada, ya que en otras ciudades ya se está utilizando este método para evitar la proliferación de palomas».

«En Sevilla, en el parque de María Luisa, se lleva poniendo en práctica desde hace tiempo este sistema, al igual que en Valencia», resaltó la edil. La ciudad andaluza tienen incluso sus propios halcones, un modelo distinto al de la capital del Turia, que ha optado por contratar una empresa. El Ayuntamiento de Murcia, según indicó Nevado, aún no ha decidido cómo llevar a cabo el proyecto piloto, es decir, si lo hará con recursos propios o realizando un contrato a una compañía dedicada al control de aves con halcones. 

"Son técnicas de control biológico, acorde con la legislación de bienestar animal"

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Precisamente, en el Aeropuerto Internacional de la Región de Murcia, situado en Corvera, ya existe este control biológico de aves con más de una veintena de rapaces adiestradas, que se encargan de patrullar de día y de noche la instalación para alejar a las aves silvestres de los aviones durante el despegue y el aterrizaje, evitando así un posible encontronazo que podría poner en peligro la seguridad de las operaciones. En este caso, este servicio lo lleva a cabo la empresa andaluza Ancofa, contratada por Aena. 

La utilización de rapaces para alejar a los pájaros de las pistas de los aeropuertos fue introducida por Félix Rodríguez de la Fuente. La primera experiencia, conocida como operación Baharí, nombre de la raza española de halcón peregrino, se realizó en 1970 en la base aérea de Torrejón de Ardoz. Más tarde se extendió a Barajas y a otros aeropuertos del país, incluso de Europa, convirtiéndose España en pionera en el control biológico en aeródromos.

Un deterioro progresivo

El Ayuntamiento, una vez que tenga perfilado el proyecto piloto, se entrevistará con los responsables del Obispado para presentarles esta iniciativa debido a que esta entidad es la propietaria del templo catedralicio, que es el monumento más importante que tiene la ciudad de Murcia y que se deteriora cada día un poco más por la acción de las palomas. 

La concejala de Salud tiene previsto además iniciar una serie de reuniones en los próximos días con expertos en cetrería para pulsar su opinión sobre este proyecto piloto y cerciorarse de su efectividad antes de llevarlo a cabo. Ya en la primera legislatura del popular Miguel Ángel Cámara se planteó por parte del entonces concejal de Urbanismo, Ginés Navarro, el uso de halcones para proteger la Catedral, que presentaba importantes desperfectos por la acción de las palomas. 

Una idea que fue desechada al instalarse en el edificio religioso redes y pinchos para frenar a las aves, que se colocaron en las esculturas de las fachadas. El deterioro del edificio ha continuado pese a esas medidas que deben ser repuestas periódicamente por los daños que causan las propias aves. 

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