Nunca llueve a gusto de todos y menos en Navidad. Mientras que un sector de la sociedad murciana critica la pérdida este año del gran árbol navideño de la Plaza Circular, otros lo festejan como una victoria, sobre todos aquellos que han soportado durante años los ‘daños colaterales’ que generaba este símbolo de las políticas navideñas del Partido Popular.

Tanto es así, que fuentes del Ayuntamiento de Murcia han informado a esta Redacción que en los últimos días han recibido mensajes de vecinos agradeciendo que no se instale. «Era algo insufrible, no solamente por los haces de luz, sino por la musiquilla machacona, los villancicos constantes; algo difícilmente compatible con el derecho al descanso y a la tranquilidad en nuestra propia casa», señala uno de estos vecinos de la zona.

Un colectivo que también ha celebrado que no haya árbol de Navidad gigante es la Plataforma No Más Ruido. «Estamos muy contentos, a los problemas del ruido, hay que sumar la contaminación lumínica y los problemas de tráfico que se generaban», señala el presidente de No Más Ruido, Pedro Pérez Piernas, que asegura que la mayoría de los residentes ha festejado que se minimicen un poco todos estos problemas.

Gran Vía ruidosa

Sin embargo, la Plataforma ha denunciado las ‘jornadas sostenibles’ que está organizando, de un tiempo a esta parte, el Consistorio todos los domingos en la Gran Vía de Murcia. «Es un contrasentido que cierren al tráfico la Gran Vía para llamar la atención sobre la necesidad de combatir la contaminación atmosférica, y desarrollen unas actividades que generan contaminación acústica», crítica Pérez Piernas.

Según No Más Ruido, numerosos vecinos se han puesto en contacto con esta asociación para trasladar su malestar «por el elevadísimo nivel de ruido que generan algunas de esas actividades, como es el caso de las clases de gimnasia, de baile, representaciones y batucadas, que son amenizadas por un vocero o ‘speaker’. Según el presidente del colectivo, estas actividades causan «graves perjuicios a las personas que habitan en las viviendas más próximas, a las que se impide realizar actividades cotidianas en sus viviendas, como hablar con la familia, escuchar la televisión, estudiar o recuperarse de alguna enfermedad».