El inicio de las obras para la llegada del AVE a Murcia en la zona de Barriomar era un momento muy esperado por los vecinos de este barrio murciano. Sin embargo, éstas no han arrancado como ellos esperaban y es que ADIF (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias) ha comenzado a poner vallas, a cerrar calles y a cortar accesos sin informales de cómo será este calendario y sin un plan de movilidad por parte del Ayuntamiento de Murcia.

Una zona del barrio, al otro lado de las vías del tren, y donde viven cerca de un centenar de vecinos de edad avanzada «quedará totalmente aislado», denuncia el presidente de la Asociación de Vecinos de Barriomar, José Vives, quien a su vez ha sido uno de los afectados por las expropiaciones temporales que ha llevado a cabo ADIF entre los propietarios de las viviendas más cercanas al tendido ferroviario.

Vives considera que es fundamental que se dote de un plan de movilidad a estos afectados, ya que «no se les puede dejar encajonados sin opciones de entrar o salir de sus viviendas» y aunque reconoce que esto son «daños colaterales», pide una solución.

La empresa adjudicataria de las obras comenzó a instalar las vallas en las zonas afectadas por los trabajos el pasado 16 de noviembre, sólo un día después de que los propietarios de las viviendas afectadas salieran de sus hogares con sus pertenencias.

El vallado de las zonas para el soterramiento se ha llevado a cabo por zonas y manzanas en este barrio murciano y aunque los pasos hacia el sur siguen de momento abiertos (camino de la Herrera, calle Manzanera, Torre de los Ibánez y calle Platos), los vecinos esperan que antes del cierre se les proporcionen soluciones de movilidad peatonal, ya que «no vamos a admitir otra cosa que no sea un itinerario peatonal totalmente accesible de entrada y salida», insisten desde la asociación vecinal.

Teresa Fernández, con 74 años, es una de las afectadas por las obras que teme perder el acceso a su vivienda. «Aquí tienen que entrar coches y ambulancias, por lo que se tiene que garantizar el acceso incluso a un camión de bomberos por si hay un incendio», explica esta vecina de Barriomar. Su marido, Sebastián Soler, de 76 años, critica que «se nos está dando un muy mal servicio», a lo que añade que «hay incluso problemas de higiene y malos olores».

Junto a ellos coincide en el carril que da acceso a sus viviendas Elisa Ortega, una pintora que desde hace 14 años tiene su estudio en una de las calles que pueden quedar incomunicadas. «Vengo a trabajar todos los días en mis obras y ya con los vallados hay que dar un rodeo enorme para poder llegar», se queja.

En la zona que hay entre las calle Manzanera y Campoverde puede hacer cerca de un centenar de vecinos que exigen un plan de movilidad como el que se llevó a cabo en Santiago El Mayor antes de que arrancara el soterramiento, con autobuses gratuitos para que los afectados se pudieran desplazar.

El presidente de la Asociación de Vecinos de Barriomar insiste en que todas estas personas tienen edades avanzadas y «no se puede actuar sin previsión».

De otras de las casas salen María García, de 88 años, y su marido José García, de 89, quien se apresura en abrocharse una camisa porque les acaban de avisar de que hay una reunión en el centro municipal con el pedáneo, Juanjo Guillamón, para hablar de la situación del barrio y quieren llegar antes de que termine. «Los vecinos de esta zona no contamos para nadie, no se nos ha avisado de las obras y ni casi de esta reunión», se queja ella mientras se aleja sujetando su andador entre caminos de huerta.

Entre los afectados está también José Miguel Balsas, un vecino de 62 años que va en silla de ruedas, y quien sale de la reunión del centro municipal asegurando que «esto es más de lo mismo», sin estar convencido de que les vayan a dar una solución.

El soterramiento de las vías del tren en la zona de Barriomar ha obligado a 180 vecinos a salir de sus casas de forma temporal durante dos años, a quienes Adif les ha dado una indemnización con la que poder alquilar una vivienda en otra zona. Sin embargo, otros tantos tendrán que soportar este tiempo el trasiego de camiones y los trabajos.

Desde el Servicio de Tráfico del Ayuntamiento indican que «no es comparable las obras del tramo 0 de Senda de los Garres a Torre de Romo con las que se realizan en el tramo de la estación pasando por Barriomar ya que el primero implicaba el corte de los pasos a nivel manteniendo el tráfico ferroviario». En este caso sostiene que «al ser una afección menor y al no afectar a la movilidad peatonal o rodada no se ha es necesario realizar un plan de movilidad en la zona» como demandan los propios vecinos.