El temor a las inundaciones ha obligado a muchos ayuntamientos a repensar el desarrollo urbanístico de sus municipios en los últimos años. Los mapas que reflejan las zonas con más riesgos de ser anegadas por el agua son vistos con más detenimiento antes de aprobar la edificación de cualquier estructura pues la experiencia empuja a ello. En los últimos años el litoral mediterráneo ha vivido históricas inundaciones que han dejado un reguero de daños materiales y, entre estos casos, la Región y en concreto el municipio de Murcia no ha estado exento de este problema. La gota fría de hace dos años mostró la vulnerabilidad de un espacio urbano construido en su mayoría sobre zonas inundables, y el Ayuntamiento de Murcia ve con recelo ahora el hecho de dar luz verde a la construcción en cualquier terreno que presente estos condicionantes, aunque el riesgo por acumular o ser una zona de flujo del agua sea mínimo.

El nuevo mapa elaborado para el municipio de Murcia por la Confederación Hidrográfica del Segura sobre las zonas inundables del territorio de la Vega Media llega a bloquear el 60% de los proyectos urbanísticos, según cálculos del propio Ayuntamiento. Una cifra importante que puede paralizar el desarrollo de la ciudad o sus pedanías, pues para el Consistorio sería temerario dar una licencia en estas zonas ante el riesgo denunciado por la CHS, por lo que estaría atado de pies y manos ante cualquier petición que llegara para sacar adelante un proyecto. Dicho de otra forma, ningún técnico del Consistorio se atrevería a estampar su firma en un proyecto que se ubicara en una zona de ‘flujo preferente’.

Según la definición que ofrece la CHS, una zona de flujo preferente es aquel terreno que está constituido por distintos tramos donde se concentran «preferentemente el flujo durante las avenidas, o vía de intenso desagüe, y de la zona donde, para la avenida de cien años de periodo de retorno (probabilidad de inundación una vez cada siglo), se puedan producir graves daños sobre las personas y los bienes». Cualquier obstáculo en estas zonas incrementa la altura del agua durante las riadas.

El Ayuntamiento se enfrenta ahora a la imposibilidad de utilizar el suelo urbano para la construcción de edificios que acojan servicios públicos como un colegio, centros hospitalarios, una comisaría de policía o un parque de bomberos, por ejemplo, mientras que en suelo no urbano estaría prohibido levantar cualquier edificación, según la normativa actual. En aquellas zonas en las que no tenga efecto la intervención de la Comisaría de Aguas de la CHS, es decir, los tramos ubicados a cien metros en torno a una zona de dominio público hidráulico como ramblas o ríos, sería el Ayuntamiento quien tenga que decidir si sale adelante un proyecto o no.

Pedanías

El mapa de inundabilidad del municipio muestra una extensa área urbana susceptible de sufrir los efectos de una riada. Este condicionante se presenta sobre todo en el centro de la ciudad de Murcia y las pedanías de alrededor, así como en mayor medida en las zonas de huerta al este del núcleo urbano. Pedanías como Puente Tocinos, Los Dolores, La Arboleja, Nonduermas, Alquerías o Zarandona se encuentran casi en su totalidad dentro de una zona de flujo preferente del agua.

Las ramblas de Churra o Cabezo de Torres, junto a la de Espinardo o las que nacen en el parque regional de El Valle, también son definidas como tal por la CHS.

Probabilidades

Un estudio reciente llevado a cabo por investigadores del departamento de Geografía de la Universidad de Murcia, así como de las universidades de Alicante y Barcelona, señalaba que gran parte del entorno urbano y de huerta de Murcia se encontraba afectado por riesgo de inundaciones, con un periodo de retorno que va desde los 10 años hasta los cien o 500 años. Poniendo el foco en la ciudad, una gran extensión de esta tiene la probabilidad de inundarse en algún momento dentro de un periodo de entre un siglo o cinco, que aunque sea una exposición al riesgo baja, el Ayuntamiento parece que no está dispuesta a asumir.