Los vecinos del entorno del comedor social de Jesús Abandonado se reunieron el pasado jueves por la tarde con la concejala de Servicios Sociales, Paqui Pérez, el edil de Seguridad Ciudadana, Enrique Lorca y con el director de la Fundación, Daniel López, para tratar de acercar posturas tras las últimas quejas vecinales, publicadas por esta Redacción, por los conflictos entre los usuarios del comedor social (240 personas diarias) y el vecindario.

«Sobre todo queríamos escuchar a los vecinos, entender sus preocupaciones por una situación que llevan viviendo mucho tiempo», señaló la edil de Ciudadanos, Paqui Pérez, que destaca que se hicieron diversas propuestas; algunas quedaron ese mismo día acordadas directamente, «como el aumento de la presencia policial en la zona y que los agentes puedan acompañar a los mediadores de la Fundación para evitar situaciones conflictivas que se producen», indicó.

La edil de Servicios Sociales destacó que se logró «acotar el problema» a «cuatro o cinco personas que realizan actos incívicos y originan buena parte de los problemas; algunos de ellos están expulsados de Jesús Abandonado porque han cometido faltas». La edil sostiene que los servicios asistenciales están trabajando sobre cada una de estas personas que están perfectamente identificadas. «Tienen diversos problemas, de salud, de adicciones, y se está trabajando de forma confidencial con cada uno de ellos», afirmó.

Pérez puso en valor que es la primera vez un equipo de Gobierno, la Policía Local, el presidente del Distrito y el SEMAS se pone a disposición de los vecinos; «primero para mostrarles nuestra comprensión y segundo para explicarles que sin la labor del Jesús Abandonado desde hace 200 años el mundo sería un lugar mucho más injusto y que lo único que podemos hacer es agradecerles el trabajo que están realizando».

Los vecinos

Una de las vecinas que estuvo en la reunión, que pertenece a la nueva plataforma que se ha creado para visibilizar el malestar vecinal, (ha pedido que se guarde su anonimato por miedo a represalias), aseguró que pidió al director de Jesús Abandonado que «no señale a los vecinos porque es un peligro y cualquier día nos agredirán una de estas personas conflictivas; yo vivo acojonada, tengo que esperar y mirar bien quién está y quién no está por la zona para salir o entrar en mi casa».

Una de las propuestas que lanzaron los vecinos fue descentralizar el servicio del comedor social. «Como se está haciendo en toda Europa, tratar de distribuir los servicios, que todos echemos una mano y que no se concentre todo en un único punto», indicó esta vecina que enumera que en pocos metros cuadrados se concentra el Centro de Formación, el Centro de Día, la Cofradía de San Juan de Dios, Servicios Sociales y el SEMAS.

Esta vecina niega que sean sólo cuatro personas problemáticas, «serán al menos unos 20, pero esa no es la cuestión, para empezar no puedes identificarles como ‘problemáticos’, echarles y ya está, como ha hecho la Fundación; no puedes hacer eso, porque si los expulsas se van de aquí a la Plaza de Los Apóstoles o a otras plazas de Murcia». Según esta vecina, Paqui Pérez también propuso incrementar el número de centros de día.

El jefe del SEMAS tacha de «ligero» reducir el problema a cuatro personas

A raíz de las quejas vecinales en el entorno del comedor social de Jesús Abandonado, publicadas por este diario el pasado domingo, y de las declaraciones del director de la Fundación en las que señalaba que existían tres o cuatro personas problemáticas que eran usuarias del Servicio de Emergencia Móvil y Atención Social (SEMAS), el responsable de este servicio, José Morales, ha contactado con LA OPINIÓN para puntualizar algunas cuestiones. Afirma que «es una ligereza» decir que la conflictividad en el entorno del comedor social se debe a estas personas problemáticas. «Puede dar a entender que existe una dejación de nuestras funciones o que no estamos actuando en determinados casos; lo cual no es así en absoluto sino todo lo contrario». Morales sostiene que aunque «los resultados muchas veces no son inmediatos se trabaja, y muy intensamente».

El responsable del SEMAS entiende que es «obvio» que un lugar de estas características, en cuyo edificio se encuentran diversos servicios asistenciales, «y que también está sirviendo como zona de encuentro para los usuarios, ejerce un cierto efecto de atracción sobre ellos». Morales asegura que si hay motivos de queja o inquietud entre los vecinos «por los problemas que se estén produciendo, habrá que estudiar efectivamente medidas o cambios que puedan acometerse para resolver la situación».

Sobre el perfil de quienes forman el colectivo sin hogar o en situación de exclusión social, explica que son personas que «han sufrido procesos -no ocurre de repente- por los cuales distintos factores personales, familiares y sociales les han llevado a esa situación; algo, por cierto, que podría pasarnos a cualquiera de nosotros» señala el responsable del SEMAS que detalla que entre estas personas hay quienes tienen problemas de alcoholismo y patologías tanto físicas como mentales. «Es frecuente que dichas personas, dado su perfil y comportamiento, acaben sufriendo la expulsión de los recursos a los que acuden y una vez que son expulsados, y en situación de calle, su situación todavía se complica un poco más», explica el jefe del Servicio. En cualquier caso, asegura que el SEMAS trabaja ampliamente con estas personas «buscando la resolución definitiva de los casos», y que normalmente es un proceso «más largo y laborioso de lo que quisiéramos», y que implica a muchas áreas.