Puede resultar chocante que un hombre de ciencia como el nuevo alcalde de Murcia, José Antonio Serrano, pueda dejarse llevar por la intuición o por cierto arte adivinatorio. Sin embargo, cualquier persona que escuchara a este médico nacido en Puente Tocinos en la campaña electoral de las elecciones municipales de 2019, que los populares ganaron con más de 72.000 votos, se daría cuenta de que sus pronósticos no iban nada desencaminados.

Todo lo contrario. El pasado jueves sus predicciones se cumplieron de la mano de la moción de censura que salió adelante con los votos de su grupo político -el PSOE-, de Cs y de Podemos, que no entrará en el gobierno, pero sí pactará programas sociales con el gobierno bicolor. Lograba así el bastón de mando tan preciado para los socialistas, ya que han tardado 26 años en recuperarlo.

En ese momento, este hombre de ciencia, hasta ahora, Jefe del Servicio de Urgencias del Hospital Morales Meseguer, se acordaría sin duda del mantra que a todo el mundo repetía en esa campaña electoral en la que se enfrentó a toda una maquinaria de lograr votos: el PP. «Si consigo nueve concejales seré alcalde», decía a quien se ponía a su lado en esos tediosos actos políticos a los que ya solo acuden los convencidos, los curiosos o los frikis.

Nueve concejales, tres más que en el anterior mandato. Exactamente como él lo había vaticinado sin utilizar ningún método científico. Solamente la obstinación de una persona voluntariosa y trabajadora y que ha conseguido todo en la vida a base de esfuerzo. Desde muy joven aprendió lo que es la responsabilidad y que nadie le iba a regalar nada. Todo hay que ganárselo. Como él hacía cuando ayudaba en la tienda de comestibles que tenían sus padres, lo que le obligaba a darse madrugones para ir a la lonja a por fruta y verdura. También trabajó en una industria de conservas para sacarse un dinero extra que le ayudara a sufragar sus estudios de Medicina, que tuvo que sacarse curso a curso. El contexto no daba para recurrir a prórrogas.

Esa obstinación es la que le ha llevado ahora a la alcaldía y «poner todas las neuronas a trabajar en ese objetivo», le decía, optimista, a su equipo en esa campaña electoral de 2019, que lleva grabada a fuego en su bagaje político. «La política me ha llevado a conocer a personas que trabajan por el bien común», una frase en la que resume toda una declaración de intenciones: trabajar por corregir desigualdades, sobre todo, en pedanías. No toca de oído. Él lo sabe bien porque vive y procede de Puente Tocinos (nació allí en 1959), una localidad que pese a estar tan cerca de Murcia no cuenta con los servicios adecuados para satisfacer las necesidades de la población.

Estos días se ha hartado de repetir que las pedanías han sido tratadas como ‘hijos de un dios menor’, dando pistas de por donde se desarrollará la acción de este nuevo gobierno, compuesto por un equipo al que Serrano siempre ha cuidado mostrando su lado más tolerante incluso cuando han cometido errores. Tranquilo y amable en el trato, le gusta escuchar a la gente que le rodea y suele dejar libertad para que las personas en las que confía desarrollen su trabajo, quizá por ese lado que tiene rebelde y ‘hippy’ heredado de su juventud. Un periodo de su vida en el que viajó por Europa (llegó a trabajar de camarero en Ibiza y a recoger fruta en el campo para pagarse esos desplazamientos) con cuatro amigos con una nevera portátil, llena de comida, un camping gas y un par de sartenes y cazos. Como cama, los asientos del coche ‘1500’ en el que se desplazaban.

Pese a esos felices recuerdos, también tiene un sabor agridulce, ya que uno de sus mejores amigos falleció en un accidente de tráfico. Quizá por eso siempre ha estado muy comprometido con el bienestar del paciente defendiendo la creación de un centro especializado en cuidados paliativos o la atención domiciliaria de los enfermos crónicos irreversibles para dar a las personas un final digno, íntimo y cerca de los suyos.

Como joven activo contribuyó a la fundación del centro juvenil de Puente Tocinos, que fue pionero en el municipio, cuya fama se ganó a pulso por programar, entre otros eventos, uno de los primeros conciertos de Joaquín Sabina con su álbum ‘La Mandrágora’. Durante su etapa universitaria, en la Transición, formó parte de la Junta de Estudiantes, desde la que participaba en la organización de movilizaciones por la libertad de expresión o la liberación de los presos políticos.

Fue miembro fundador de la Federación de Sanidad de CCOO y ha estado en la directiva nacional de la Asociación Para la Defensa de la Sanidad Pública y nunca ha trabajado en la privada. Le encanta el deporte, sobre todo, el baloncesto, una pasión que ha transmitido a su familia (mujer, hija e hijo), y le gusta perderse con su bicicleta por los carriles de huerta. Es un enamorado de Latinoamérica y en la década de los 90 trabajó en Lima, capital de Perú, como médico durante la epidemia de cólera.

Se afilió hace 26 años al PSOE, cuando el PP inició su reinado en Murcia y en la Región. Una decisión que puede resultar premonitoria para este médico que con paciencia y discreción ha logrado devolver a los socialistas el bastón de mando de la capital.

Siempre con la bata de médico puesta

Tener un médico a mano siempre viene bien, sobre todo, cuando el facultativo ama la profesión como le ocurre al nuevo alcalde de Murcia. Sus compañeros en el grupo municipal del Ayuntamiento de Murcia lo saben bien porque siempre que a alguno le pasa algo ahí está José Antonio Serrano para atenderles. «Es como si siempre llevara la bata de médico puesta», bromean. Y añaden que «en cuento le pides consejo se pone en su papel de facultativo y te atiende», una actitud que sus compañeros valoran, y más teniendo en cuenta que lo hace con una gran dosis de amabilidad.