Residentes en Cabezo de Torres aseguran sentirse «aterrorizados» por causa de cuatro familias que viven de okupas en un edificio abandonado de la población. El inmueble, explican los vecinos, pertenece a una entidad bancaria y, aunque anteriormente había sido ocupado por personas que no daban problemas, desde hace un año ha sido tomado por cuatro familias, con menores incluidos, que les insultan y amenazan. Esta situación, afirman los damnificados, ha sido puesta en conocimiento de la Policía, pero los agentes, siempre según los vecinos, se personan en el lugar y se limitan a pedir a los okupas que bajen los decibelios.

Ruido, trapicheo y una situación «insalubre», destacan los afectados, que prefieren no dar sus nombres, por temor a represalias y porque viven con «terror». Detallan que estos inquilinos se saltan el toque de queda a su antojo y se reúnen en grupo en las calles del barrio por la noche. El lugar en cuestión, la calle Cristóbal Colón de la localidad.

Sostienen los vecinos que estos okupas «son delincuentes», remarcan que «el asunto va a peor» y tienen miedo de que los insultos que ahora sufren se conviertan en agresiones físicas.

Se da la circunstancia de que el Instituto Armado llevaba a cabo hace unos días una operación en este bloque, donde arrestaba a tres hombres y recuperaba varios móviles que presuntamente habían robado con la intención de vender de forma ilícita en Internet. Los tres sospechosos, capturados en ese momento por estafa, están ya en libertad.

Denunciar en el Juzgado

Asimismo, desde junio, la Policía Local de Murcia ha intervenido en 59 ocasiones en la zona, informan desde el Ayuntamiento de Murcia. Sin embargo, sin una orden judicial no pueden proceder a desalojar el inmueble en cuestión. También la Benemérita envía patrullas con asiduidad a controlar la zona.

Fuentes municipales explicaron que los vecinos han de denunciar su situación en el juzgado, para que se comunique a la entidad bancaria propietaria.

De estas personas problemáticas, subrayan los vecinos que viven de la chatarra y que «ayer mismo (por el lunes) tenían en la puerta de la cochera ocho lavadoras y tres frigoríficos».