La barriada de San Antón, en Murcia, celebra, como cada mes de enero, sus fiestas, este año marcadas, como tantas otras cosas, por la pandemia de coronavirus, que ha segado la vida de casi 800 personas en la Región de Murcia.

Desde el Consejo Pastoral de San Antón informaron ayer a LA OPINIÓN que los festejos se mantienen, aunque con modificaciones que tienen como objetivo evitar que haya aglomeraciones.

«Fieles a las tradiciones que dan identidad al barrio, como son la distribución de panecillos del santo y la bendición de los animales, se ha elaborado un plan de contingencia y protección frente a la covid», explican. De esta manera, no se instalará una caseta en la calle para dar los panes, sino que «habrá un punto para entregar los panecillos dentro de la ermita, con todas las medidas necesarias, desde el viernes por la tarde, hasta el domingo, como es habitual el día de su festividad». Este año además se ha acordado que las donaciones que hacen los vecinos al coger los panecillos se destinarán a comprar alimentos para repartirlos entre las familias más vulnerables del barrio.

Del interior del sagrado lugar se han retirado ya los asientos, con la finalidad de que haya más espacio.

En cuanto a la bendición de los animales, «se realizará, como es habitual, en el exterior de la ermita, evitando toda aglomeración de los asistentes». «El voluntariado de la Real Cofradía de San Antón, en colaboración con la Policía Local, establecerán un pasillo frente a la ermita con las distancias pertinentes, para la bendición individual de los animales», detallaron desde el Conserejo Pastoral.

«Las celebraciones litúrgicas, el triduo a San Antón y las concurridas misas en honor a San Fulgencio y San Antón se trasladan al templo parroquial, por cuestiones de aforo». No serán en la ermita, sino en la iglesia de San Francisco Javier. Las procesiones con las imágenes de los santos sí han tenido que ser suspendidas.