Desde la crisis financiera de 2008, que provocó la caída del sector inmobiliario en España, los fondos buitre se han hecho con numerosos inmuebles en España y en la Región de Murcia. Los barrios del sur de la capital del Segura, una zona tradicionalmente empobrecida por el paso de las vías del tren y la consecuente ausencia de inversiones, han sido objetivo de estos fondos de capital riesgo, como Blackston, que ya cuenta con buena parte del parque de pisos de esta zona.

«El problema de estos fondos buitre es que tras comprar las viviendas que pertenecían a una promotora endeudada, rescinden los contratos de los residentes para expulsarles, quedando los pisos vacíos, ya que no los quieren habitados para poder venderlos después», explica Domingo Centenero, presidente de la Asociación de Vecinos de San Pío X.

El problema de dejar amplias zonas urbanas con un número considerable de pisos vacíos es que atraen a los okupas, que buscan lugares inhabitados en donde vivir, sabiendo que la vía judicial para echarles es larga y complicada para el propietario cuando éste es un banco o una fondo de capital riesgo.

José Ángel Carcelén Parra, vicepresidente de la Asociación de Vecinos de Barriomar, recuerda cómo hace un año un fondo buitre, tras negociar, tuvo que pagar alrededor de 1.500 euros a unos okupas para que abandonaran una vivienda del Camino Hondo de Barriomar. «Son las propias inmobiliarias las que les indican qué casas pertenecen a estas entidades», asegura.

Barriomar es una de las zonas de Murcia que está expuesta a sufrir este tipo de problemas, ya que muchas viviendas son muy antiguas y, por tanto, son complicadas de vender y siguen en manos de este tipo de entidades.

Pese al miedo de los vecinos a convivir con okupas, Domingo Centenero cree que el consejero de Fomento e Infraestructuras, José Ramón Díez de Revenga, se equivoca con sus actuaciones para facilitar la expulsión de personas que acceden ilegalmente a las viviendas. «Lo que hace falta es una política que favorezca el alquiler». Esta carencia, unida a la expansión de los bienes inmobiliarios con los que se están haciendo fondos buitre como Blackston, están dejando vacías multitud de viviendas en Barriomar, San Pío X e, incluso, Ronda Sur.

Si no se le da la vuelta a esta situación, los vecinos temen que la zona, lejos de revalorizarse por el soterramiento de las vías, siga empobreciéndose. «Para cuando acaben las obras y el Ayuntamiento de Murcia haya terminado el proyecto que decida para los barrios del sur, ¿qué barrio va a quedar con tantos pisos vacíos?», se pregunta Centenero.

Desde la Asociación de Vecinos de San Pío X creen que la solución para «aguantar» hasta que las máquinas dejen de funcionar pasa por poner más seguridad y aumentar el servicio de limpieza, «prácticamente inexistente». En este sentido, Centenero demanda que vuelva la Policía de Barrio y que se aprueben ayudas para los comerciantes de la zona.

José Ángel Carcelén, por su parte, también coincide en que hace falta «más seguridad» en Barriomar, un barrio que se ha convertido en una «ciudad dormitorio» en donde no hay biblioteca, ni polideportivo, con un único supermercado. «El barrio no puede ir a peor», reconoce el vicepresidente de la asociación de vecinos.