Se enfrenta a siete años de cárcel: cuatro por robo y tres por homicidio imprudente. Un individuo de nacionalidad letona, Nauris S., se sienta la semana que viene en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial por matar por accidente a un vecino de Espinardo al que ató de pies y manos con intención de inmovilizarlo para robar en su casa, considera el Ministerio Público.

Era agosto de 2017 cuando el acusado «convenció a Manuel (su víctima) para participar en un juego de índole probablemente sexual, en el que este sería atado de pies y manos».

Sostiene la Fiscalía que el procesados «concibió la idea de enriquecerse aprovechando la inmovilización e incluso aprovechar que Manuel habia consumido cannabis para hacer una búsqueda más exhaustiva».

«En ejecución de su plan, tras inmovilizar a Manuel con unas bridas de plástico, análogas a las usadas en trabajos de electricidad, que le sujetaban las muñecas y los tobillos, lo dejó tendido boca abajo en el sofá del salón de la vivienda. Con Manuel inmovilizado, cogió sus llaves y procedió a registrar de forma intensiva la casa y el trastero en el que Manuel guardaba sus cosas personales», prosigue la calificación fiscal.

Cogió la moto del hombre, dejó el edificio y estuvo fuera varias horas, pero «durante ese período de tiempo Manuel falleció como consecuencia de una insuficiencia cardiorrespiratoria aguda producida como consecuencia de la inmovilización mantenida en el tiempo, boca abajo y tendido en el sofá, en una postura en la que apenas podía moverse, del sofocante calor reinante en la ciudad en ese día, la ausencia de climatización de la vivienda y, en cualquier caso, a la angustiosa sensación de desamparo en la que se vio», tiene claro el fiscal.

«Tras volver a la casa y comprobar el fallecimiento de Manuel, Nauris trató de deshacerse del cadáver, para lo que lo envolvió en dos mantas y lo sacó a la galería-lavadero de la vivienda, a la que se accede directamente desde el salón, pero como no podía manejarlo con la suficiente soltura para sacarlo con rapidez de la casa ni deshacerse de él de ninguna otra manera, definitivamente lo dejó allí», manifiesta. Entonces se fue de la ciudad.

El cadáver de Manuel fue descubierto por la Policía el día 30 de agosto, tras ser alertada por vecinos del bloque que sospecharon del olor y los humores que desprendía el cadáver, ya en avanzado estado de descomposición, acelerada por las altas temperaturas.

Cuando el sospechoso fue arrestado llevaba encima «varios juegos de llaves correspondientes al domicilio de Manuel y a su motocicleta, así como diversos efectos igualmente propiedad de Manuel: un trípode, dos teléfonos móviles, una maleta porta CD, una cámara de fotos y una petaca con tabaco y papel de fumar, valorados en 484,63 euros».