El PSOE de Murcia denunció ayer el retraso de más de 8 meses que acumula la aprobación de los presupuestos municipales de 2020, de los que ni se ha dado a conocer un borrador, por lo que incluso si llegaran a aprobarse este mes, no podrían comenzar a ejecutarse hasta noviembre, con el año casi terminado. Asimismo el partido criticó que el Ayuntamiento de la ciudad cuenta con 13 millones de euros «en el limbo» de partidas no ejecutadas de diferentes ejercicios presupuestarios y presentó un proyecto para invertirlos en acondicionamiento de colegios y barrios deprimidos.

Así lo explicó la concejala socialista Carmen Fructuoso en una rueda de prensa en la que insistió en que se están infrautilizando esos 13 millones «de libre disposición» para los que no se han definido inversiones a las que destinarlos.

Fructuoso no entiende «cómo es posible que el PP, teniendo mayoría absoluta junto a Cs y con las perentorias necesidades del municipio mientras existe una pandemia mundial con importantes brotes en Murcia, no ha sido capaz en todo este año 2020 de sacar adelante los presupuestos».

«Quizá, ambos partidos en el gobierno municipal necesitan una alineación de planetas para presentar y aprobar unos presupuestos en tiempo y forma», explicó el portavoz socialista, José Antonio Serrano, que acompañó también a la edil. En cuanto a los millones detectados que no han sido destinados, se trata de pequeñas partidas que estaban consignadas en presupuestos anteriores, desde 2014, y no se han gastado, por lo que quedan «en el limbo» y pueden utilizarse para actuaciones de competencia municipal.

En el pleno de este mes de septiembre, la concejala defenderá una moción en la que propondrá que 8 de esos 13 millones de euros se destinen a mejorar las instalaciones de los colegios públicos del municipio, propiciando «aulas más seguras, espacios más accesibles, zonas comunes abiertas y con sombrajes, climatización y mejora de las instalaciones eléctricas».

En cuanto a los 5 millones restantes, consideró que deben emplearse en mejorar barrios tradicionalmente «olvidados», como Barriomar, La Fama o San Antolín, para que deje de haber zonas «de primera y de segunda» en la ciudad.