El hombre que este jueves ingresaba en prisión por la muerte a puñaladas de su padre, ocurrida este martes, estaba en desacuerdo con el tratamiento psiquiátrico que desde hace años recibe por la esquizofrenia paranoide que tiene diagnosticada.

Así se deduce de su declaración en el juzgado de guardia y de la documentación recogida por los investigadores en su domicilio, en Murcia, y en la bolsa que entregó a agentes de la Guardia Civil del puesto de Liétor (Albacete) cuando se entregó unas tres horas después del crimen.

En unas notas manuscritas fechadas el pasado dos de agosto -dos días antes de los hechos- y que se encontraban entre las dos pistolas de aire comprimido y otros objetos contenidos en la bolsa, el presunto parricida, H.V., ya anunciaba su propósito de acabar con la vida “de una persona”.

Según esas mismas anotaciones lo responsabilizaba de que no se le administrara el tratamiento que consideraba que necesitaba, al entender que lo que padece es un estrés postraumático de desapego en la infancia, y no la esquizofrenia paranoide de la que está siendo tratado.

Y añadía que debido a lo que consideraba un error en cuanto a la enfermedad que realmente padece, los psiquiatras no han conseguido que mejore su estado, por el que tiene reconocida una minusvalía del 65 por ciento.

También echaba en falta una mayor autonomía a la hora de poder influir sobre ese tratamiento, lo que atribuía a su falta de recursos económicos y a que como los profesionales que lo atendían habían sido contratados por su progenitor, se guiaban por lo que éste les decía.

Escribía igualmente que siempre intentó buscar la mejor opción médica para él, pero que siempre se encontraba con la oposición paterna.

En su declaración de este jueves en el juzgado insistió en esos argumentos, además de dejar constancia de que fue víctima de acoso escolar cuando tenía 14 años.

El ingreso en la cárcel lo ha sido como presunto autor de un delito de homicidio, aunque en el auto correspondiente se indica que no se descarta que los hechos puedan ser calificados de asesinato si aparecen indicios de la agravante de alevosía, lo que se concretará según avancen las investigaciones.

Para la Policía, podría hablarse de un posible delito de asesinato si se confirma que la víctima no tuvo posibilidad de defenderse del ataque del hijo, que, como este manifestó en su declaración, esperó por espacio de media hora en la entrada del edificio donde vive a que bajara a pasear a su perra, como hacía todos los días.

Y nada más aparecer, añadió, le atacó primeramente en la cabeza con un triángulo de señalización de averías y, después, cuando estaba ya en el suelo, le propinó patadas y le dio varias puñaladas en distintas partes del cuerpo con el cuchillo con el que igualmente había acudido al lugar y que fue recogido por la Policía en la escena del crimen.

Para los investigadores no se descarta tampoco que en los hechos hubiera podido haber enseñamiento, circunstancia que igualmente los convertiría en asesinato, ya que el cadáver presentaba casi una treintena de heridas.