Héctor V. M., sospechoso de haber acabado con la vida de su padre a cuchilladas ayer en Murcia, telefoneó al 112 para contar que creía que había matado a su progenitor, pero que no estaba seguro, indican fuentes policiales. La llamada se produjo desde la zona del pantano del Talave, en la provincia de Albacete, donde el sospechoso había conducido en su propio coche tras cometer, presuntamente, el parricidio.

Al lugar se movilizaron agentes del Instituto Armado, que procedieron al arresto de esta persona, que presentaba cortes en las manos, presumiblemente realizado con arma blanca. Llamó la atención que, al ver llegar a los guardias, el chico lanzó al arcén de la carretera una bolsa en la que había un cuchillo y dos pistolas de fogueo. Mientras, en Murcia, la Policía Nacional investigaba la muerte del hombre de 68 años de edad cuyo cadáver era hallado por la mañana en el portal de su edificio. En aquel momento, no se sabía que los acontecimientos de Albacete y Murcia estaban relacionados. El joven encontrado en su vehículo en el pantano, hijo del finado y, a la vez, sobrino del consejero de Salud de la Región, Manuel Villegas, fue llevado al cuartel de la Benemérita en Hellín, desde donde se avisó a la Policía Nacional de Murcia, tras escuchar lo que decía esta persona.

Lesiones en las muñecas y los dedos del joven. Israel Sánchez

Agentes del Cuerpo Nacional de Policía se trasladaron a la vecina provincia manchega a por este individuo, que fue trasladado en coche la Región y llevado a los calabozos de la Jefatura Superior, en la calle Ceballos.

Heridas en las manos

De ahí, Héctor V. M. fue custodiado hasta un centro de salud, de la barriada del Infante, para que los facultativos examinasen las heridas que presentaba en manos y muñecas. Fuentes cercanas al caso indicaron que los cortes en los dedos podrían haberse producido cuando, presuntamente, empuñó el arma blanca para atacar a su padre, y que las lesiones en las muñecas podrían deberse a que, tras el crimen, se habría autolesionado.

El crimen tenía lugar a primera hora. Sobre las ocho menos cinco de la mañana, la esposa del finado llamaba a Emergencias para alertar de que su marido yacía muerto en el portal del inmueble, una vivienda ubicada en la calle Infanta Cristina de la capital murciana. Al lugar se movilizaba una ambulancia, cuyos sanitarios solo podían certificar el óbito. Asimismo, se desplazaron agentes de la Policía Nacional, Cuerpo competente para asumir la investigación.

Una mujer abraza a la viuda del doctor Villegas. Israel Sánchez

El cuerpo del difunto, el experto en Medicina Deportiva José Antonio Villegas, estaba en un charco de sangre y presentaba signos de violencia. En concreto, varias cuchilladas. Miembros de la Policía Científica se trasladaban al portal, que quedó acordonado para que estos profesionales tratasen de hallar vestigios que pudieran esclarecer qué pasó. Cerca de las diez de la mañana, se movilizaba a un equipo de psicólogos para atender a la viuda, que seguía en el lugar.

Héctor V. M., el presunto parricida, es un joven de 34 años de edad que vivía con sus padres y podría tener algún tipo de dolencia psiquiátrica. El mismo joven que, desorientado y con la ropa ensangrentada, llamaba a Emergencias de Castilla La Mancha. Ahora, cuando sea puesto a disposición judicial, se evaluará su estado mental a la hora de, presuntamente, haber acuchillado a su progenitor, apuntan fuentes policiales.

El cuerpo del doctor Villegas fue llevado al Instituto de Medicina Legal de Murcia, donde se le practicará la autopsia que confirme la causa del óbito.

Una vida volcada en la investigación

«Médico, catedrático e investigador. Si informo, pongo la referencia o el enlace al artículo. Cuando opino, me expongo a la crítica constructiva, por supuesto». Así se definía en su perfil de la red social Twitter el doctor José Antonio Villegas, hermano del consejero de Salud de la Comunidad. El doctor fue catedrático de Fisiología de la Universidad Católica San Antonio (UCAM) y autor de una decena de conferencias en congresos y artículos en publicaciones científicas.

En concreto, era médico especialista en Medicina Deportiva por la Universidad Louis Pasteur, de Estrasburgo (Francia), y fue director de la Cátedra de Fisiología del Ejercicio de la citada universidad privada de Murcia hasta febrero de 2011.

Pionero en el entrenamiento con pulsómetros, fue autor de cuatro libros, coautor de otros dos y participó en más de una decena de ellos. Tenía una clínica en la Policlínica Zaraiche y divulgaba contenido relacionado con la Medicina Deportiva a través de un canal de YouTube.

Fue primer premio de investigación Alimentación y Calidad de Vida en 1987, premio a la investigación en el deporte de la Asamblea Regional de Murcia y de la Universidad de Oviedo y contaba en su haber con otros numerosos logros.

Villegas, asimismo, era director del Grupo de Nutrición de la Federación Española de Medicina del Deporte. «En sus clases no hacía falta mandar guardar silencio: cuando entraba por la puerta, entraba la autoridad», escribía uno de sus alumnos, al conocer el fallecimiento. Quienes lo conocieron en vida destacan, sobre todo, que era «buena persona y amigo de sus amigos». La muerte del doctor generaba un gran impacto en la Región, especialmente por las trágicas circunstancias.