Los jóvenes murcianos Reyes Villar y Fernando Martínez contrajeron matrimonio ayer por la tarde en la Catedral de Murcia, en una ceremonia que en principio estaba prevista para el 26 de junio, pero que tuvo que ser aplazada por la pandemia de coronavirus.

«Las dos últimas semanas han sido un poco de incertidumbre», admitía el novio a esta redacción, horas antes del enlace.

A la boda acudieron alrededor de 170 invitados y, al tratarse de un templo tan grande, no hubo problema de aforo. «Nos ha sorprendido la acogida, todo el mundo tenía muchas ganas de boda», comentaba Fernando.

Invitados a la ceremonia, en uno de los bancos del templo catedralicio. Juan Carlos Caval

Únicamente declinaron la invitación «unas treinta o cuarenta personas, que o eran muy mayores o tenían una enfermedad previa, con lo cual tenían un poco más de miedo» ante la posibilidad de poder contagiarse de covid.

«En la realidad que toca, tenemos que vivir esta realidad», considera Fernando, de 28 años que, junto a su ya esposa, de 25, llevaba más de un año planificando el enlace, sin que por su cabeza pasase que una pandemia trastocaría sus planes iniciales. El día antes de la boda, ya asumían que «salir y entrar de la Catedral, va a ser con mascarilla». Una circunstancia que no empañó la ilusión con la que vivieron la ceremonia.