Las fortalezas de Alquerías son su enclave en el corazón de la huerta de Murcia, junto al río Segura, que haya mantenido sus acequias, huertos de limoneros y naranjos, así como el cultivo de sus tierras. También posee una estructura de pueblo en torno a sus plazas, no siendo un pueblo lineal, y el sentido identitario y participativo de los vecinos, vinculado a un diverso y rico patrimonio inmaterial que se manifiesta a través de sus tradiciones, especialmente religiosas, así como la generosidad y hospitalidad de sus gentes.

«La evolución del pueblo en el año que llevo de alcalde ha sido muy positiva, a pesar de lo que nos ha tocado vivir -las inundaciones más importantes que jamás hemos conocido y la pandemia-», afirma el alcalde pedáneo, Fernando González. «Alquerías ha recibido inversiones para mejorar la vida de los vecinos después de varios años sin ellas, y no puedo sentirme más orgulloso, tanto de mi pueblo como de mis vecinos, por la gran respuesta solidaria colectiva que han dado ante los problemas que hemos tenido que afrontar», corrobora González.

Alquerías esta entre los pueblos con un menor índice de contagios por covid-19, lo que indica que la pandemia se ha afrontado con responsabilidad. Ha sido importantísimo para ellos tener un comercio local como el que poseen, que ha abastecido de todo lo necesario durante el confinamiento y al que quieren mimar y apoyar. «A través de redes sociales, hemos mantenido informados a los vecinos, y en lo referente a las necesidades sociales, hemos asistido a todos los que lo han necesitado con los medios de que disponíamos», afirma.

En esta situación ha aflorado lo mejor de los alquerienses, su solidaridad, haciendo posible iniciativas como la Olla Solidaria, que durante 6 semanas, ha llegado a preparar 270 menús diarios para los más necesitados con las aportaciones de vecinos y empresas y la participación de Protección Civil y voluntarios. O la donación de mascarillas por parte de particulares para su reparto entre la población, o la aportación económica de la Comunidad Islámica para cubrir las necesidades que se iban presentando, o el gran trabajo que han hecho, y siguen haciendo, Cáritas y Banco de Alimentos, así como el apoyo y disposición que han prestado los comerciantes y de los vecinos a todas estas iniciativas.

En los últimos meses se han llevado a cabo inversiones como el asfaltado en más de un kilómetro del camino del Reguerón. Se ha hecho una gran inversión en las vías del tren, frente a la vereda de Tabala.

A causa de la riada, se ha procedido a la remodelación del Jardín de la Paz, a la renovación del paseo que hay frente al Jardín del Barrio del Pilar, y se están reformando los aseos y la valla perimetral del colegio San José de Calasanz. Por otra parte, se han puesto en marcha por primera vez los presupuestos participativos, hay cine de verano, y se ha impulsado el proyecto Alquerías Solidaria.

Entre los objetivos para un futuro próximo destaca la mejora del aparcamiento, el apoyo al comercio y la industria, la mejora de la imagen del pueblo o el desarrollo de una oferta cultural y de ocio para todo el público, especialmente los jóvenes.

En cuanto a las demandas, «seguimos reclamando un Centro de Día para la atención a nuestros mayores, espacios para el desarrollo de actividades culturales, el desarrollo del Polígono Industrial, un plan de inversiones para la reparación y adecuación de los caminos de la huerta, un mejor servicio de limpieza y la ampliación del horario y la frecuencia del transporte público», concluye Fernando González.