Más de un millar de solares, entre públicos y privados, no reciben mantenimiento en el municipio de Murcia. Están llenos de maleza, ratas y basura. Son los cálculos de Andrés Guerrero, concejal del Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de Murcia, que se encuentra recopilando datos sobre estos lugares, la mayoría de ellos ubicados en barrios y pedanías del municipio, con el fin de presentar una moción sobre el asunto en el Pleno que se celebrará a finales de este mes.

De estos más de mil solares, apunta el edil del PSOE, la amplia mayoría serían de titularidad privada. Si sus legítimos propietarios no los limpian, hay mecanismos legales para adecentarlos, porque su suciedad acumulada puede repercutir en el resto de la población. Sin embargo, tal y como está la norma, detalla, hay muchísima burocracia que sortear.

Guerrero explica que estos solares, tanto los privados como los públicos, sigan sin limpiarse demuestra que urge «una mejor agilidad en el procedimiento». Por ejemplo, volviendo al caso de los privados, destaca el edil que «la ordenanza regula que han de estar limpios y vallados», y que, cuando el dueño del lugar no lo tiene en condiciones, «se le puede requerir al propietario que cumpla la ordenanza», manifiesta al respecto.

«Si no lo hace, se abre un expediente para la ejecución subsidiaria», esto es: el Consistorio limpia el solar y luego se le pasa la factura al propietario del mismo. Sostiene Guerrero que «el problema es que faltan medios y faltan funcionarios, y los expedientes caducan».

Así, la limpieza del solar se puede dilatar hasta «dos años» desde que se detecta que está muy sucio, por lo que PSOE tiene claro que urge un cambio de ordenanza «para agilizar la ejecución subsisidiaria», subraya el edil.

Propone, además de cambiar la norma, estudiar la posibilidad de que estos solares abandonados se cedan a la Junta Municipal o a alguna asociación para que, tras limpiarse, sean aprovechadospara, por ejemplo, hacer aparcamientos o habilitarlos como zonas para la celebración de fiestas.

En tiempos de redes sociales, son numerosos los vecinos que hacen con el móvil una foto al solar sucio que tienen cerca de su casa y recurren a Internet para subirla y contar que llevan mucho tiempo esperando que alguien vaya a adecentarlo.

"Son un foco de infección, hay ratas y culebras"

Los solares abandonados «se están convirtiendo en un foco de infección; y, de cara al verano, se convertirán, si no se pone solución, en otro peligroso foco de incendios», subraya el pedáneo de Los Garres, Antonio Ramírez, en los escritos que, desde abril, lleva mandando al Ayuntamiento.

Exigir que le limpien estas zonas no es algo que haya surgido de un día para otro: numerosos pedáneos lo llevan solicitando meses. Tras el parón por coronavirus, y el obligado confinamiento, ahora esperan que el Consistorio tome cartas en el asunto.

En la misma línea se expresa el pedáneo de Santiago el Mayor, Juan José García, al remarcar que en los solares de su zona «tenemos matas de más de uno y dos metros, ratas culebras…»

Santiago el Mayor, detalla, tiene diez solares municipales y unos quince privados, y el pedáneo insiste en que «espero que tomen cartas en el asunto en los privados también. Aunque figuran en el catastro de la pedanía diez solares, realmente son ocho, «porque hay algunos que están unidos, pero son dos parcelas con usos diferentes, uno para hacer eventos deportivos otro para educación, por ejemplo», deja claro.

Asegura que le dijeron que eligiese qué solares tenían más necesidad de ser limpiados, porque solo podían actuar en tres. A juicio de García, han hecho un «te tapo la boca para que veas que estamos atentos y hemos visto tus escritos». «Pero no creo que vayan a hacer nada», lamenta el alcalde.

Así las cosas, ha escogido que limpien el solar que está junto a la escuela infantil, el del pabellón deportivo y el de Ronda Sur, «porque está junto al paseo Florencia, una zona muy transitada, y está lleno de cañas», comenta.

Incendios de maleza no son algo extraordinario, y los bomberos han de emplearse a fondo para evitar que el fuego llegue a núcleos de población, muchas veces demasiado cercanos a los solares en cuestión.