El alcalde de Murcia, José Ballesta, ha dicho este martes en un coloquio online de Executive Forum que la consecuencia mas perniciosa de la pandemia está siendo el miedo que se tiene a coger el transporte público a pesar de que se le ha dotado de elementos de seguridad y desinfección, y confió en que cambie esa tendencia porque de lo contrario las pérdidas económicas al sector harán difícil su viabilidad.

Ballesta, a preguntas de los participantes en el coloquio sobre los efectos del Covid-19 en la ciudad, recordó que a diario se producen dos millones de desplazamientos para ir al trabajo y el transporte colectivo se ha dotado de todas las medidas de seguridad posibles para que el ciudadano tenga la confianza de que es un transporte seguro, por lo que consideró necesario romper el círculo vicioso que se está generando actualmente de incremento del transporte privado en las ciudades en perjuicio del público que, como se comentó en el coloquio, podría llevar a ciudades como Madrid al colapso.

A su juicio, sería necesario poner en marcha campañas de comunicación inteligentes que dieran a conocer a la población que el transporte público es más seguro que viajar en un transporte privado al margen del contagio, incidiendo además en el problema de contaminación del aire que generaría en las ciudades si todos viajaran en su vehículo, junto con el probable incremento de accidentes en vías urbanas.

A ello se debería sumar la mayor eficacia del transporte colectivo, mejorando rutas, horarios y haciendo que sean lo mas modernos posible.

En cuanto al problema que la pandemia ha supuesto para el turismo y la hostelería, incidió en que en Murcia el mayor elemento de seguridad es la calle y las casi quinientas terrazas de bares y restaurantes de la ciudad contribuyen a ello. "El inmovilismo es suicida y el que intente aplicar los mismos esquemas que antes de la crisis se estará equivocando", agregó.

Insistió en que frente a la Covid-19 lo que no hay que tener es miedo, temor o pánico, y que lo mejor es llegar a un justo equilibrio entre la precaución y llevar una vida normal. "No podemos vivir bajo la presión de un temor que no nos deja salir adelante", añadió y puso el ejemplo de los accidentes de tráfico que no por ello la gente deja de coger el coche y conducir.

El alcalde inició su intervención resumiendo las características del término municipal, integrado por habitantes de 140 nacionalidades en una tierra de "hijos del mestizaje", con casi mil kilómetros cuadrados de territorio y sesenta unidades de población en la que a diario los camiones de basura tienen que recorrer 15.000 kilómetros y que siendo la séptima del país está inmersa en pasar de ser una ciudad grande a una gran ciudad.

"Los alcaldes tenemos que ser elementos transformadores de la sociedad", explicó, y se negó a ser un mero gestor de lo cotidiano, de la intendencia de lo rutinario. Criticó además las imposturas y artificiosidades que la sociedad rechazará y consideró que el proyecto de ciudad nunca debe salir de las élites, sino del consenso y la colaboración, de ahí que exista un Consejo Social con 70 integrantes de todos los ámbitos para reflexionar sobre ello, así como foros ciudadanos, encuestas y mesas participativas.