La fiscalía, la acusación particular y el abogado del principal acusado del crimen del Día del Bando de la Huerta de Murcia de abril de 2018 han llegado este jueves a un acuerdo de conformidad por el que la condena será a nueve años de prisión y el pago de 80.000 euros al hijo de la víctima mortal, tal y como adelantó LA OPINIÓN.

Se sustituye la inicial acusación por asesinato por la de homicidio, acuerdo hecho público en la segunda sesión de la vista oral que desde este miércoles se desarrolla ante un jurado popular en la Ciudad de la Justicia de Murcia, donde se le han aplicado las atenuantes de confesión de los hechos y reparación del daño causado.

La fiscal Mercedes Soler, el letrado de la acusación particular en nombre de la familia del fallecido, José Antonio Jiménez y el abogado del acusado, Jorge Novella, han asumido también que solo se indemnizará con la cantidad citada al hijo menor de edad del fallecido, para el que ya han sido consignados 15.000 euros por el procesado, que dispondrá de 9 años para pagar el resto con entregas mensuales de 600 euros.

El letrado de otro de los acusados, el abogado murciano Raúl Pardo-Geijo Ruiz, ha pedido la absolución de su cliente al considerar que en la vista oral no se ha probado que maltratara a la víctima.

La fiscalía le pide una multa de 360 euros por un delito leve de maltrato de obra sin lesiones.

En la segunda sesión del juicio que preside el magistrado Francisco Navarro ha declarado como testigo el joven que trasladó al moribundo al hospital Reina Sofía, de Murcia, donde no se pudo salvar su vida por la grave hemorragia que sufría.

Ha dicho que antes de la mortal agresión había coincidido en la calle con él y este le dijo que "estaba enfadado" por algo en lo que no quiso profundizar entonces, tras lo que el primero le aconsejó fue que se calmara y que se fuera a su casa.

El portavoz de los forenses que le hicieron la autopsia, Jesús Sarabia, ha dicho que el cadáver presentaba dos heridas mortales de necesidad cada una de ellas por afectar a zonas vitales y producir una gran hemorragia, hasta el punto de que cuando se trató de salvar su vida se le tuvieron que suministrar catorce unidades de sangre.

Una de esas heridas con navaja, como reconoció el acusado ayer, llegó hasta el pericardio y la otra a la aorta, al menos la primera con gran fuerza, ya que llegó a romper una costilla, ha detallado.

Al hacer uso a su derecho a la última palabra, el acusado ha reiterado su arrepentimiento y la petición de perdón para la familia de la víctima.