Con la llegada de las altas temperaturas, el subsuelo de muchas zonas de Murcia se convierte en un espacio por el que campan a sus anchas las tan odiadas cucarachas. Para evitar los problemas que estos insectos provocan al salir a la superficie, el Servicio Municipal de Salud del Ayuntamiento de Murcia refuerza en estas semanas su lucha contra ellos para evitar que se conviertan en una plaga.

En algunas ciudades de España la declaración del estado de alarma por el coronavirus y el que las calles se hayan quedado vacías durante meses ha hecho que aparezcan también problemas con roedores, una situación que en Murcia no se ha dado, tal y como explica el jefe de Salud de la Concejalía de Deportes y Salud del Ayuntamiento de Murcia, Eduardo González. En el caso de la capital de la Región «durante la declaración del estado de alarma los servicios de salud hemos sido esenciales y hemos seguido trabajando con normalidad, aunque tomando las oportunas medidas de seguridad», afirma.

Por ello, durante este tiempo se han seguido administrando las vacunas a los niños menores de dos meses, han seguido abiertos los servicios de veterinaria, la web de adopciones de animales, el laboratorio que analiza la potabilidad del agua y Epidemiología, que ha trabajado codo con codo con la Consejería de Salud de la Comunidad Autónoma.

El Servicio Municipal de Salud de Murcia cuenta con cinco equipos que trabajan para evitar que haya plagas de roedores o cucarachas. De ellos, cuatro están operativos durante todo el año, de enero a diciembre, y el quinto se encarga de atender las denuncias ciudadanas que llegan de cualquier punto del municipio.

González indica que la ciudad de Murcia se divide en 13 sectores, a los que se suman las pedanías y barrios, zonas a las que se acude con una programación anual para hacer revisiones y fumigaciones. Y aunque reconoce que en verano hay más actividad y se intensifica la lucha contra este tipo de plagas, afirma que «no hay un número excesivo de avisos o denuncias ciudadanas».

Concretamente, el pasado año el Servicio Municipal de Salud recibió 341 avisos ciudadanos por cucarachas, de los que 179 estaban justificados y 162, no. Analizando la evolución de todo el año es cierto que se percibe un ascenso de la curva en el mes de mayo por el calor, un pico que llega a su máximo en junio y comienza a descender. Siendo los meses de mayo, junio y julio los que tienen más actividad por la presencia de cucarachas.

Por zonas también existe un mapa sobre los puntos en los que se concentran más avisos y actuaciones. Así, las pedanías o zonas que acumularon más avisos justificados durante 2019 fueron El Palmar (10), Infante Juan Manuel (10), Churra (8), El Puntal (6), Los Garres (6) y Guadalupe (6) , así como Espinardo (5), La Alberca (5) y la zona de la Catedral (5).

Roedores

Respecto a los roedores, Salud recibió el pasado año 380 avisos de los que 167 fueron justificados y 213, no. En cuanto a la evolución temporal de las denuncias justificadas, hay dos picos destacados a lo largo del año, uno de ellos en torno al mes de julio y un segundo en septiembre. En cuanto a las zonas de Murcia con más avisos justificados de roedores destacan Infante Juan Manuel (18), El Carmen (11), el entorno de la Catedral (11), El Palmar (8), Espinardo (8), Barriomar (8), San Andrés (8) y Cabezo de Torres (7).

El jefe de Salud del Ayuntamiento de Murcia informa de que cuando los equipos acuden a un punto a revisar y levantan la tapa de alcantarillado se realiza una desinsectación y desratización colgando un raticida de un alambre en el alcantarillado. Además, en una PDA recogen toda la información de cada pozo que se visita y queda registrado si hay presencia de cucarachas o si se hace la reposición del cebo.

Eduardo González señala que el ciclo biológico de la cucaracha comienza con el calor y «el problema es que cada vez tenemos menos invierno y los veranos son más largos, lo que obliga a que los programas de control de plagas se adapten a los cambios que en los últimos años ha ido sufriendo el clima».

En el municipio de Murcia hay unas 49.000 tapas de alcantarillado, pero no todas se tratan, sino que se hace una selección de aquellas que confluyen en los caminos de seguimiento. Además, desde hace 13 años todos los datos están informatizados y se puede hacer un control de la evolución por zonas y un mapa de riesgos con los espacios que ya han sido controlados.