La Guardia Civil ha detenido en Murcia a tres jóvenes, con edades comprendidas entre los 18 y los 20 años, que presuntamente habían vuelto a traficar con drogas en el mismo garito de la pedanía de Llano de Brujas intervenido en febrero. Dos de los arrestados han ingresado en prisión.

En un comunicado, la Benemérita ha señalado que la investigación se ha saldado con la desarticulación de un punto de venta de droga con la incautación de 30 gramos de cocaína, una báscula de precisión, 300 esquejes de cannabis sativa y 200 gramos de cogollos de marihuana, además de útiles para su dosificación y venta.

En la primera fase de la investigación fueron detenidas seis personas como presuntas autoras de delito de tráfico de droga y fueron incautadas 250 plantas de marihuana, varias rocas de cocaína de gran pureza, cogollos de marihuana embolsados y los útiles necesarios para su cultivo y dosificación, un arma larga simulada y dinero en efectivo.

Recientemente, la Guardia Civil inició una segunda fase de la investigación para dar continuidad a la operación iniciada el pasado mes de febrero que permitió la desarticulación de un grupo criminal dedicado al tráfico de droga, del que se sospechaba que había retomado su actividad delictiva.

Los guardias civiles averiguaron que varias de las personas entonces detenidas continuaban ejerciendo su actividad delictiva en el mismo punto, un ‘garito’ dotado de férreas medidas de seguridad, tipo búnker.

Así, el inmueble contaba con paredes reforzadas con hormigón armado de 40 centímetros de grosor y una robusta puerta de blindada de 12 centímetros de metal macizo con seis cerrojos metálicos y una amplia mirilla por donde, incluso, hacer la compraventa de la droga.

Además, contaba con un sistema de evacuación para deshacerse de las sustancias y del dinero en caso de un eventual registro policial.

La Guardia Civil mantuvo en la zona labores de vigilancias, aunque los sospechosos habían aumentado las medidas de seguridad para evitar su detención. Al parecer, el supuesto cabecilla había ocupado una vivienda próxima al búnker desde donde vigilaba las ventas y la posible presencia policial.

En esta ocasión, los clientes consumían las sustancias estupefacientes dentro del búnker, una medida que el propio cabecilla habría establecido para evitar que, en un control de movilidad de los establecidos por la Guardia Civil para dar cumplimiento al estado de alarma, pudieran ser interceptados con la droga y relacionados con el local donde la habían comprado.

Una vez obtenidos los indicios necesarios la Guardia Civil solicitó de la autoridad judicial autorización para el registro simultáneo de dos inmuebles.

En la vivienda, ocupada por el cabecilla y su compañera sentimental, se hallaron 300 esquejes de cannabis sátiva, 200 gramos de cogollos de marihuana y útiles para su distribución, mientras que en el búnker se incautaron 30 gramos de cocaína, una báscula de precisión y dinero en efectivo.