«Llora España noche y día, / de luto y pavor se espanta... / Y mi voz, de pena, canta / con 'toas' sus calles vacías / en plena Semana Santa. / Tanto dolor no se explica / en este triste vacío, / mi saeta lo suplica: / ¡Ayúdanos, Cristo mío, / que en la Cruz tanto has 'sufrío'! / ¡Ampáranos, Virgencica, / y acoge a los 'fallecíos'!»

Así reza la saeta titulada Con las calles vacías, que, con letra del poeta y pintor Marcos Salvador Romera, interpretaba este Miércoles Santo el cantaor Curro Piñana desde su domicilio de Murcia, donde permanece confinado debido a la pandemia de coronavirus que ha segado decenas de vidas en la Región.

«Ya ves, Semana Santa es la época que más me gusta», cuenta el artista por teléfono a LA OPINIÓN. Una situación como la de este año «no me la podía imaginar ni en el peor sueño», admite, al tiempo que apostilla que, en su caso, «yo tengo a mis padres en Cartagena, que están además solos, y lo llevo mal».

De los días de Pasión rememora que «socializábamos tanto» y que «hay tanta gente con el sentimiento» cofrade que se le hace un nudo en el corazón ante el hecho de que no haya procesiones.

Pero, aunque no haya desfiles ni encuentros ni reparto de caramelos, sí hay saetas. Al menos, por la parte que le toca. «La canto desde el balcón de mi casa para recordar a las víctimas», remarca el cantaor, que llegó a intentar cantar en Belluga, frente a la Catedral, pero «no nos ha dado la autorización la Delegación del Gobierno», comenta. Algo que entiende, porque «no me puedo exponer», al tiempo que añade que el resto de músicos hacen sus aportaciones desde sus casas.

Preguntado por cuál es la talla a la que más extraña cantarle este año, Piñana cita a la Dolorosa de Salzillo, la Virgen de los Dolores de Puerto Lumbreras y el Cristo del Perdón de Murcia, entre otros, ya que «todos forman parte de mí», manifiesta.

«Uno de los primeros cantes que yo aprendí fue la saeta: me la enseñó mi maestro, que fue mi abuelo», hace hincapié. «La saeta forma parte de mi memoria musical», recuerda.

Por su parte, Marcos Salvador Romera comenta que lleva ya «más de veinte años escribiendo saetas para mi buen amigo Curro Piñana», a lo que agrega que «no sé cuantas porque no me he puesto a contarlas pero con seguridad pasan bastante la centena», algunas recopiladas en un libro.

No obstante, «este año, tan triste para todos, no podré estar a su lado en ningún balcón, en ninguna plaza ni en ninguna calle de nuestra Región porque ni hay procesiones ni debemos ni podemos salir», asevera el pintor y colaborador de LA OPINIÓN.

«Pero, como él no puede pasar una Semana Santa sin cantar una saeta y yo sin escribirla para que la cante, ya se la he escrito», manifiesta el poeta, que valora que el artista haya interpretado su creación, «aunque haya tenido que ser en el balcón de su casa».