Casi medio centenar de inmigrantes están pasando el confinamiento obligado por el estado de alarma decretado ante la pandemia de coronavirus en un edificio cuyas obras se pararon hace varios años en la carretera de El Palmar, en Murcia.

Estos inmigrantes, algunos de los cuales están utilizando desde hace un año este edificio como refugio y lugar para dormir, proceden de Marruecos, Argelia, Ghana, Senegal, Burkina Faso, Túnez, Camerún y Congo.

Los ocupantes de la estructura han aprovechado los bloques de cemento colocados en la azotea para separar los espacios donde descansan o se asean en el resto de las plantas, que han acondicionado mínimamente para descansar encima de colchones o colocando tendederos.

Ante un cartel de una inmobiliaria que vende el edificio, del que sólo se ha construido la estructura, Tariq, un marroquí que habla en italiano, ha dicho que antes de declararse el estado de alarma salían a la calle a trabajar o a conseguir un poco de dinero, algo que ahora es "imposible" por el temor a que puedan ser sancionados por las fuerzas de seguridad.

Este inmigrante ha afirmado que antes trabajaba en tareas de recogida de frutas y hortalizas en explotaciones agrarias de la Región, pero ahora depende de la ayuda que le envían familiares que residen en Italia.

Además, Tarik ha indicado que el único sustento que reciben es la comida diaria que le suministra la ONG Jesús Abandonado, cuyas instalaciones se encuentran a unos centenares de metros del edificio, en la carretera de Santa Catalina.