Un hombre que ha sido detenido tras la denuncia por acoso presentada por su expareja, que lo acusa de estar, presuntamente, detrás del incendio de su coche, ha contraatacado al exponer a la Guardia Civil que aquella pone en riesgo de contagio del coronavirus a la hija de ambos, de corta edad, al dejarla en manos de terceras personas y no con él.

El hombre ha sido puesto este jueves a disposición del juzgado de guardia de Murcia por si los hechos expuestos por su exmujer pudieran ser constitutivos de un delito de violencia de género, pero ha salido en libertad con cargos.

Además, el juez ha dictado una orden de alejamiento en virtud de la cual no podrá acercarse a ella ni comunicarse con la misma mientras dure el proceso judicial que le ha sido abierto o se revoca esa medida cautelar.

Señala el auto, al que ha tenido acceso Efe, que esa medida tiene por objeto preservar la seguridad y el sosiego de la denunciante.

Esta expuso a la guardia civil del puesto de una pedanía murciana que había mantenido una relación sentimental con el denunciado, A.R., que se inició en 2002 y finalizó en septiembre pasado, tras lo cual se han producido enfrentamientos frecuentes por la custodia de la menor.

Igualmente señaló que en enero pasado denunció daños en su coche y robo en el mismo y que este lunes el mismo, que estaba aparcado en las inmediaciones de su vivienda, fue pasto de las llamas, para añadir que ese mismo día y el martes siguiente vio merodear por la zona a su expareja hasta en cinco ocasiones, por lo que se aseguró que se siente acosada y necesitaba protección.

Al declarar ante la Guardia Civil, el detenido negó tener nada que ver ni con los daños y el robo en el coche ni con el incendio del mismo, y en cuanto a su presencia por las inmediaciones del domicilio de ella explicó que lo hizo con el deseo de ver a la hija, dadas las dificultades que ella le pone para poder visitarla.

Al mismo tiempo la acusó de incumplir el confinamiento decretado para combatir la covid-19 al sacar de casa a la pequeña para dejarla en el domicilio de otras personas, cuando aquella podía estar perfectamente con él en su vivienda.

Con esa forma de actuar, añadió, ponía en peligro la vida de la menor, ante el riesgo de contagio a la que la exponía al no respetar el confinamiento.