Dos meses después de ser acusado de violación, Johannes ha decidido hacer pública su versión de los hechos: «No puedo vivir así, esto me está matando, han arruinado mi vida», afirmó el joven durante una rueda de prensa realizada ayer. Se trata de uno de los tres afganos a los que se les imputa la violación de tres jóvenes americanas la pasada Nochevieja. Después de acudir a la policía, las denunciantes abandonaron el país sin declarar ante la jueza.

Johannes, que residía en Noruega como asilado político, está obligado tras los hechos a permanecer en España y personarse semanalmente en el juzgado. El joven expuso su versión de lo sucedido aquella noche, con la ayuda de una intérprete, leyendo un comunicado en inglés. Según su relato, los tres acusados conocieron a las americanas en una fiesta en un local. «Fuera del bar, la chica hizo un vídeo de nosotros, ella me estaba besando y envió el vídeo a Snapchat (una red social)», afirmó Johannes. Del bar se trasladaron al apartamento de uno de los acusados y mantuvieron relaciones sexuales, contó. «Ella quería, nunca dijo que no quería, estaba feliz, sonriendo», aseguró.

El joven dice que no puede saber qué sucedió en las otras habitaciones, pero que nada le lleva a pensar que ocurriese algo malo: «Todo el mundo estaba feliz y contento», recordó. «Incluso ayudamos a las chicas a hacer las maletas para llevarlas a la estación de autobuses. Mi amigo grabó un vídeo con la chica con la que él estaba. Se podrá ver pronto y podréis ver que estamos diciendo la verdad», afirmó Johannes.

Los teléfonos en los que se guardan esos vídeos están bajo custodia policial desde que se interpuso la denuncia. El abogado del joven, Melecio Castaño, confía en que con el visionado del contenido de los móviles, la jueza rebaje las medidas cautelares y «permita a este chico ir a su país y presentarse en la embajada a firmar. En fin, una medida intermedia a la que tiene ahora para no dejarlo aquí aislado como está».

Y no es el único vídeo que esgrimen para justificar su inocencia. A finales de febrero, salió a la luz el vídeo de las cámaras de seguridad de la estación de autobuses. En las imágenes aparecen los acusados junto con las denunciantes en ambiente distendido. Una de las parejas camina agarrados de la mano y se despiden con un abrazo.

El joven, que se definió como un deportista activo, se emocionó cuando contó que ha perdido «una competición nacional por estas falsas acusaciones». Aseguró que se encuentra bajo tratamiento psiquiátrico. «¿Por qué están haciendo esto si ellas saben que no hemos hecho nada malo?», se preguntó Johannes; «me gustaría hablar con ella cara a cara y preguntarle qué le he hecho yo para que haya ido a la policía».

Por su parte, el abogado de las denunciantes, Mariano Bo, ha solicitado que sus defendidas declaren ante la jueza por videoconferencia, ya que abandonaron el país tras los hechos denunciados. Una petición que rechaza el representante legal de los acusados, ya que, según denuncia, dilatará el proceso y perjudicará a sus defendidos, en especial a Johannes, que vivía en Noruega y no ha podido volver tras la denuncia.

Considera el letrado de los afganos acusados, que «estas chicas tienen que venir a declarar a sede judicial, como lo van a hacer ellos. Así, la jueza y los intervinientes podríamos ver bien de cerca sus reacciones, podríamos exhibirle los vídeos, etc».