Cada vez que la Virgen de la Fuensanta se traslada desde su santuario de Algezares hasta la ciudad de Murcia o viceversa, aparte de los romeros y piropos que la acompañan a lo largo del recorrido, también lo hacen los miles de flashes que iluminan la talla para tener el recuerdo de la imagen. Esta tarde también ha sido así, y la Patrona de Murcia ha bajado después de que hace apenas un par de meses 'pasara por el taller' para someterse a un proceso de restauración.
Una de las anécdotas de la tarde que no ha pasado desapercibida los devotos ha sido el 'cambio de look' del Divino Niño Jesús que llevaba la Virgen de la Fuensanta, ataviada con un vestido morado, en sus brazos. Los devotos, que se habían acostumbrado a ver la pequeña talla con su peculiar pelo castaño, se han sorprendido tras ver que ahora el Niño presenta un color más claro, casi rubio, en su cabellera.
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La imagen de la Virgen de la Fuensanta es una talla de madera policromada, de autor anónimo, que data del siglo XVII, y en la que se detectaron antes del pasado verano problemas de policromía y fisionomía en rostro y manos. Durante ese tiempo también hubo que arreglar la imagen del Niño también.
Esta imagen presentaba un importante barrido de su policromía derivado de limpiezas inadecuadas, así como múltiples repintes y desprendimientos puntuales de estratos polícromos. Y ahora ha vuelto a su color original, volviendo al trigueño.
En manos de los profesionales del Centro de Restauración de la Región de Murcia, los trabajos consistieron en una fase de limpieza físico-química, tras la que se procedió a la reconstrucción de la capa de preparación, paso previo a la reintegración cromática de la imagen.
Fue en 1802 cuando se llevó a cabo la primera restauración de alcance de la que se tiene noticia, que llevó a cabo el afamado escultor Roque López, discípulo principal de Salzillo. La imagen, de cuerpo entero, es una talla de madera para vestir. De cintura para abajo es también de madera. Lleva en el brazo izquierdo el Niño y en el derecho sostiene un cetro.
