Los restos del Molino de la Pólvora que aún se conservaban sobre la acequia Aljufía, una de las acequias mayores de Murcia, han salido a la luz gracias al trabajo de los arqueólogos Luis García y Consuelo Martínez. Estos expertos llevan desde el pasado mes de septiembre restaurando los canales por los que pasaba el agua que movía las ruedas verticales para trabajar con los morteros en los que se mezclaban salitre, carbón y azufre para fabricar la pólvora en el siglo XVIII.

La recuperación de los restos del Molino de la Pólvora es uno de los proyectos prioritarios de la Concejalía de Desarrollo Sostenible y Huerta, que dirige Antonio Navarro Corchón, y se enmarca en el Plan de Acción de la Huerta, en el que se incluyen hasta una treintena de estrategias con las que poner en valor una parte muy importante del patrimonio de Murcia, su huerta y sus canales de riego.

Navarro Corchón, que ha visitado las obras con LA OPINIÓN y los responsables del proyecto, destaca que en él se van a invertir algo más de 210.000 euros que servirán para consolidar y rehabilitar las estructuras hidráulicas del antiguo molino, a la vez que se ha restituido la circulación de agua por sus tres canales, ya que con el paso del tiempo y debido a la erosión del cauce habían desaparecido, creando un paso de agua entre ellos que había terminado derribando algunas de sus paredes.

Así, con el trabajo de Luis García y Consuelo Martínez, supervisados por la arqueóloga municipal Carmen Martínez, se ha restablecido la circulación de agua por los tres canales principales y por el aliviadero que se encargaba de distribuir el exceso de caudal.

García explica que de la Real Fábrica de la Pólvora quedan sólo los quijeros en los márgenes de la acequia Aljufía. En el margen derecho se conservan obras de sillería, mientras que en el izquierdo hay obras de ladrillo cogido con cal. «Eran trabajos de calidad, hechos con muchos medios para la época, ya que contaba con el patrocinio real», apunta el arqueólogo.

Para que el agua discurra de forma canalizada ha sido necesario reconstruir y recrecer algún tramo, a la vez que se está levantando un muro lateral que servirá de base para la zona de estancia que se va a construir y que contará con un mirador-escenario que permitirá disfrutar de este entorno de un gran valor paisajístico y en el que se podrán organizar actividades reducidas. Un nuevo espacio que estará terminado en mayo.

Curiosamente, los empleados que están trabajando en este muro lo están haciendo vestidos con trajes de apicultores como protección, ya que varios de ellos han sufrido picaduras de abejas, y ésto complica algo más sus movimientos en un espacio tan reducido.

En esta zona de la Aljufía comenzó a funcionar en el siglo XV un molino harinero y no fue hasta el siglo XVIII cuando se construyó la Real Fábrica de la Pólvora para aprovechar el salto de agua. Esta fábrica ocupaba una gran extensión de terreno a los dos lados de la Acequia Mayor Aljufía, pero en el siglo XIX vieron que la ubicación no era la idónea y se decidió trasladar la producción a la fábrica de La Ñora, quedando esta en desuso, ya que desde allí era más fácil transportar la pólvora hasta el Arsenal de Cartagena y a otras zonas de España.

Los terrenos fueron pasando a manos de particulares y los vecinos se fueron apropiando de las tierras abandonadas «hasta que recientemente se redescubre este espacio y se decide recuperar», explica Luis García.

En la primera fase de los trabajos, los arqueólogos se centraron en la zona de servidumbre que comprende los 3,5 metros de dominio que la acequia Aljufía tiene a cada lado de sus márgenes. En este espacio se encontró parte de una habitación de fábrica e instrumentos de madera, que se han depositado en el Museo Arqueológico, así como varios morteros más que han sido cubiertos con geotextil y tapados para protegerlos por si se decide actuar y ponerlos en valor, en una fase posterior del proyecto.

Modifican el puente para dejar a la vista los elementos arqueológicos

Debido a los restos arqueológicos que han aparecido, el equipo de arquitectos, formado por Juan Antonio Santacruz y Antonio Abellán, ha tenido que modificar el proyecto para cambiar la pasarela de hormigón que se había proyectado, y que iba a sustituir al paso que existe y que usan los regantes para cruzar la acequia y abrir las compuertas, por otra pasarela metálica con una estructura más ligera que deje a la vista los apoyos de piedra originales y que sea accesible, explica Santacruz.

El arquitecto reconoce que el trabajo ha sido sencillo porque «ha consistido en acondicionar el entorno para que pueda disfrutarse la zona, planteando el mirador sobre el cauce».

El objetivo es intervenir lo menos posible sobre el entorno para favorecer la conservación y recuperación de especies autóctonas y tradicionales. Este proyecto «permitirá completar la ruta de la Aljufía que conecta la zona del Malecón con Guadalupe, La Ñora y Rincón de Beniscornia, permitiendo que muchos ciudadanos que no la conocen puedan disfrutar de esta zona de huerta con un importantísimo valor paisajístico y ambiental», subraya el concejal de Desarrollo Sostenible y Huerta, Antonio Navarro Corchón. Quien también destaca el valor de los molinos que se están recuperando, el de la Pólvora, el Molino del Amor y el entorno de la Rueda de La Ñora.