"Me pasé el día entero llorando, recordando en bucle las imágenes de mi perra convulsionando entre mis brazos con esa mirada que parecía decir: '¿Pero qué me está pasando?'", afirma una vecina de El Esparragal que prefiere permanecer en el anonimato. En conversación telefónica con LA OPINIÓN ha tratado de transmitir el horror que vivió el pasado sábado cuando paseando por un camino paralelo a la acequia que une la pedanía con El Campillo se dio cuenta de que una de sus perras comía algo del suelo. En apenas 3 o 4 minutos empezó a "temblar" y a ponerse "malísima" por lo que se dirigió a toda prisa a su veterinario.

Allí, en la clínica, consiguieron que vomitase el cebo envenenado: macarrones recubiertos de una sustancia azul. Al ser fin de semana, la clínica cerraba por lo que junto a su mascota se la derivó al Hospital Veterinario de Churra, donde permaneció en observación el resto del día y toda la noche, ya que sus temblores, efecto del tóxico con el que trataron de matarla, eran tan fuertes que se le tuvo que administrar Valium y no sabían cómo iba a reaccionar cuando se le pasasen los efectos.

Por fortuna la perra recibió el alta en la mañana del domingo y evoluciona favorablemente. La vecina ha presentado una denuncia ante la Guardia Civil que está siendo investigada por el Seprona, en un intento de esclarecer los hechos y descubrir a la persona responsable, que se enfrentaría a un delito.

Otros vecinos de la zona han asegurado sufrir incidentes similares en fechas próximas en la misma zona.