«Destrozado». Así se encuentra Cristian Macías, amigo íntimo de Gabriel, el joven militar que perdía la vida en Año Nuevo tras ser apuñalado en una discoteca de Murcia. Gabriel, víctima del primer crimen del año en la Región, fue acuchillado por su agresor en la pista de baile del local de Atalayas donde se encontraba dando la bienvenida al recién llegado año 2020. Y Cristian estaba allí con su amigo.

«Yo en la vida había visto a ese tío, aunque esa noche podía haber pasado mil veces delante de él», comenta el testigo a LA OPINIÓN, horas después del funeral del joven. Fue Cristian el amigo que sacó a Gabriel al exterior del establecimiento, donde ya el herido perdió el sentido. Una ambulancia lo trasladó aún con vida al Reina Sofía de Murcia, hospital en el que fue operado, aunque, debido a la gravedad de las lesiones, finalmente falleció.

Del momento del crimen, Cristian recuerda que el agresor «hizo como que le quiso dar la mano» a Gabriel y entonces «le clavó el cuchillo». «Vi como él (Gabriel) vino hacia mí y me dijo: 'Me han apuñalado, Cris, me han apuñalado'». «Él caminó algo con sus propios pies, pero a mitad de la barra estaba desvaneciéndose. Lo saqué hacia afuera», rememora el joven Cristian.

Horas después del crimen, la Policía Nacional procedía al arresto del presunto autor material, un joven de 25 años que hoy pasará a disposición judicial. Aunque «a mi amigo, mi hermano, no me lo van a devolver», Cristian espera que se haga Justicia y hoy el sospechoso acabe durmiendo en prisión.

En cuanto al motivo del acuchillamiento mortal, Cristian apuntó lo que los investigadores del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional manejan, como adelantó este periódico: el presunto agresor no estaba conforme con la relación que mantenía Gabriel con una mujer, de la cual «era amigo íntimo», pero no pareja, asegura Cristian Macías.

Se da la circunstancia de que el presunto homicida es el hermano de esta mujer, con la cual Cristian ha podido hablar y «está mal». «Ella no tiene culpa de nada, ella no se esperaba que esto pudiera pasar», subraya el joven.

Cristian Macías no entiende cómo una persona como este individuo (que ya apuñaló una vez a otro chico en una discoteca, aunque esta víctima sobrevivió, cuenta) estaba en la calle, y lo achaca a que «la ley aquí es una mierda». Y es que «gente así no puede estar en la calle», tiene claro el testigo. Cuando atacó a su amigo «iba directamente a por él», pero es que esa misma noche ya amenazó a otras personas con el arma, asevera.

La mitad de las cenizas del joven Gabriel serán llevadas por su madre a su Ecuador natal. La otra mitad irá a parar al mar. «El padre de Gabriel era marinero y falleció hace ya muchos años», comenta Cristian.