La Virgen de Fátima de la iglesia de Vistabella ha recuperado todo su esplendor gracias a las manos de la restauradora Blanca Spreafico, quien ha trabajado durante los últimos seis meses en su taller con la talla para devolverle su imagen y colores originales. La Virgen de Fátima, obra del escultor murciano José Molera y fechada en 1957, presentaba un muy mal estado por el paso de los años cuando llegó el pasado verano al taller de Blanca, en el barrio de San Andrés.

La imagen contemporánea, tallada en madera estofada en plata corlada, tiene una altura de 2,20 metros.

Entre los daños que presentaba había desprendimientos, pérdidas de los estratos preparatorios y de decoración en cerca del 40 por ciento de la superficie por la falta de cohesión en la policromía, según indica la restauradora. Antes de llevar a cabo la restauración en sí se hizo un tratamiento con productos preventivos ante un posible ataque de insectos xilófagos, aquellos que suelen poner sus huevos en los poros y grietas de la madera. Y se llevó a cabo la consolidación y limpieza de la superficie pictórica debido al estado de deterioro que presentaba, para lo que fue necesario utilizar un consolidante específico en el que se disolvió el solvente adecuado para la limpieza de la imagen.

Spreafico ha empleado ocho horas diarias de trabajo durante algo más de un mes sólo para la fase de limpieza y consolidación de los estratos, para lo que ha inyectado cola natural de origen animal y aplicado calor local con la espátula caliente, un método con el que los estratos preparatorios han vuelto a adherirse a la madera.

La restauración de la Virgen de Fátima de la iglesia de Vistabella ha supuesto un largo proceso que está previsto que llegue a su fin esta misma semana, ya que se le están dando los últimos retoques antes de devolver la talla al templo al que pertenece.

Durante este tiempo, Blanca Spreafico ha realizado el estocado de las lagunas que existían, para lo que ha usado sulfato cálcico bihidrato y cola de origen animal. Además, se le ha dado un barnizado intermedio antes de la reintegración pictórica.

Para la recuperación del dibujo original la restauradora se ha servido de pequeños pinceles con los que ha ido dibujando de nuevo el vestido y el manto de la imagen mediante pigmentos naturales aglutinados con barniz, una reintegración pictórica que se ha llevado a cabo sobre la plata corlada para recuperar el dibujo natural de la estofa. Spreafica aclara que la estofa, «del italiano stoffa, significa paño y es un tipo de decoración que quiere dar la sensación de una tela rica».

El resultado de la restauración de la Virgen de Fátima de Molera, que ya toca a su fin, podrá ser contemplado por los fieles de Vistabella el próximo sábado, cuando está previsto que el obispo de la Diócesis de Cartagena bendiga la imagen tras su regreso a la iglesia de este barrio murciano.