Puertas automáticas rotas, escaleras mecánicas que no funcionan, baños atascados, luces fundidas y losas de las fachadas caídas. Estos son algunos de los desperfectos con los que se encuentran a diario los placeros de Murcia, quienes cada mañana suben la persiana de su negocio en las plazas de abastos del municipio con numerosos problemas de mantenimiento a los que no se les da una solución.

Este problema se viene arrastrando desde mediados del año 2017, cuando venció el contrato para el mantenimiento de las plazas de abastos de Murcia y no se renovó, lo que ha hecho que muchos de los placeros se sientan «abandonados» por el Ayuntamiento de Murcia. El malestar entre los dueños de los puestos ha llegado a tal punto que han surgido fricciones en el seno de la Federación de Plazas de Abastos de Murcia, lo que llevó hace unos días al presidente, Francisco Javier Belmonte, a presentar su dimisión y ceder el testigo solo seis meses después de llegar tras una tensa reunión en la que los responsables de cada uno de los mercados solicitó mejoras para sus instalaciones.

Belmonte considera que «lo que debemos hacer es trabajar juntos por las plazas de abastos», ya que la división hace que cada mercado mire por sí mismo y reclame solo lo que él necesita.

El expresidente de los placeros reconoce que existen desperfectos que hay que solucionar, pero recuerda que cuando llegó al cargo el actual concejal de Comercio, Mercados y Vía Pública, Juan Fernando Hernández, «se encontró con que no existía contrato de mantenimiento para las plazas, ya que caducó y nadie se preocupó en volver a sacarlo a contratación».

Así lo indica a LA OPINIÓN el propio concejal, quien asegura que «el contrato para el mantenimiento de los mercados finalizó a mediados de 2017 y desde entonces se han ido cubriendo las necesidades que existen en estas instalaciones mediante contratos menores, que no son suficiente».

Hernández insiste en que actualmente están redactando el pliego del que será el nuevo contrato de mantenimiento y «mientras vamos apurando el presupuesto del último contrato menor que tenemos en vigor, con el que queremos resolver algunos de los desperfectos que tiene la Plaza de Verónicas».

En este aspecto también coincide con el edil el expresidente de la Federación de Plazas de Abastos de Murcia, quien reconoce que «la situación de Verónicas es algo más urgente que las del resto, de ahí que se quieran hacer las cosas bien y se esté buscando financiación europea para darle una nueva imagen y sea un referente».

Francisco Javier Belmonte, que tiene un puesto en el mercado de Vistabella, considera que tras Verónicas otra de las que también precisa mejoras es la plaza de Cabezo de Torres, para la que existe un proyecto de remodelación que anunció la anterior concejala de Comercio, Maruja Pelegrín, y que no se ha materializado porque necesita financiación. «Esperamos que cuando se desatasque la situación le toque el turno a Cabezo de Torres y al Carmen, donde también hay varias roturas, como una puerta que no cierra».

La plaza de abastos de Espinardo es otra de las que tiene graves problemas de mantenimiento, según explica Natalia Peñaranda, una de las placeras. Peñaranda afirma que «existen goteras en el techo que han provocado manchas en la escayola, uno de los baños está atrancado y no lo arreglan desde hace semanas y las luces están fundidas. Pero, en lugar de solucionarlo, el concejal solo nos dice que no hay dinero porque no existe contrato de mantenimiento».

Otra de las quejas que tienen los propietarios de los puestos es lo lenta que es la burocracia y lo mucho que se tarda en conceder la autorización para instalarse a las personas interesadas en abrir un negocio. La placera del mercado de Espinardo asegura que un chico que ha intentado hacerse con uno de los puestos que había libres ha estado un año y medio para poder conseguirlo y ella misma ha desistido de quedarse otro después de ver los problemas que hay para lograrlo. «La gestión de las plazas no funciona bien y hay que mejorarla», señala esta afectada.