"Y un trago al suelo por los que ya no están", rezaba la canción, aunque este vecino ha preferido honrar a sus muertos echándoselo al buche. Y es que los vecinos que se acercaban hoy por el cementerio de Espinardo contemplaban la escena con resignación, espanto o complicidad, pero nadie permanecía indiferente al verle encima de una lápida con su litrona. Las bromas con el "agua de Espinardo" se hacían solas dada la ubicación del cementerio.

El protagonista venía a acompañar a su padre y a visitar a sus fallecidos, y ha preferido hacerlo de esta manera. En cualquier caso, la tradición implica acudir el Día de Todos los Santos al cementerio y honrar a los muertos, cada uno a su forma, así que este hombre ya ha cumplido.