El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Nº 1 de Almansa, en Albacete, ha decretado el reingreso en prisión de los dos hombres que hoy pasaban a disposición judicial como presuntos autores del doble crimen de Sangonera, que costó la vida a una pareja de ancianos. Los acusados son Antonio P. C., hijo del matrimonio asesinado, y su esposo, Santiago S. Ambos estaban en busca y captura por hechos anteriores al crimen. Y por estos hechos vuelven a prisión. Pero no por el asesinato.

Ambos se negaron a declarar. Uno de ellos, Santiago, ni siquiera pudo ir al juzgado: fue la comitiva judicial la que se desplazó al hospital donde está ingresado para hablar con él. Fuentes judiciales apuntan, no obstante, que está previsto que le den el alta hoy mismo y sea llevado al penal. Fuentes cercanas al caso indican que Santiago no tiene nada grave: sufre una enfermedad crónica y se alteró en el momento en que fue arrestado.

«Respecto de los hechos ocurridos en Sangonera, estando a la espera en estos momentos del resultado de las pruebas biológicas y de criminalística, y no existiendo en este momento inicial de la investigación testigos de los hechos, se ha resuelto la libertad provisional para ambos», explican fuentes judiciales. Esto se hace «teniendo en cuenta que al reingresar en prisión no hay riesgo de fuga ni de destrucción de pruebas».

Aunque se solicitó que ambos sospechosos, localizados y detenidos el miércoles en Caudete, fueran trasladados a Murcia, donde se cometió el doble crimen, finalmente pasaron a disposición judicial en la provincia donde fueron arrestados.

No obstante, el Juzgado de Almansa se inhibirá en favor del Juzgado de Instrucción Nº 9 de Murcia, que es el que lleva el caso.

Mientras tanto, la Policía Judicial de la Guardia Civil continúa con la investigación y ya ha terminado la inspección ocular en la vivienda en la que se encontraron los cuerpos. Los profesionales del Instituto Armado cuentan con numerosos indicios para inculpar al matrimonio formado por Antonio y Santiago del doble crimen, aunque ahora están a la espera de que salgan los resultados de los análisis del laboratorio.

Aunque estas pruebas pueden tardar meses, previblemente los dos sospechosos seguirán para aquel entonces entre rejas, pues les queda bastante de las condenas que tienen por cumplir.

Se les acusa, en una investigación que está abierta, de haber acabado, a cuchillada limpia, con la vida de María Trinidad y de Pedro, padres de Antonio, un matrimonio de ancianos que vivía solo en su domicilio de Sangonera, aunque muy cerca y pendientes de ellos estaban dos de sus hijos.

Uno de ellos, militar; el otro, agente de la Guardia Civil. Los investigadores creen que no es casual que el fin de semana del doble crimen ambos estuviesen celebrando el 12 de Octubre, día de la Fiesta Nacional y de la patrona del Cuerpo. El asesino sabía que María Trinidad y Pedro, de esta manera, iban a estar solos.

«Espero que no sea él, no quiero ni pensarlo», decía Manuel, uno de los hijos del matrimonio asesinado, al ver que, al poco de aparecer los cuerpos, en el pueblo comenzaba a decirse que los investigadores tenían en el punto de mira a Antonio, uno de los tres vástagos de la veterana pareja.

Que Antonio P. C. no apareciese en el entierro de sus padres hizo que las murmuraciones de los vecinos se incrementasen. El mismo día que los cuerpos de Mª Trinidad y Pedro recibían sepultura, con la asistencia de todo el pueblo para arropar a sus allegados, la Policía Judicial de la Guardia Civil localizaba a los que ya son oficialmente sospechosos del crimen:

Se da la circunstancia de que Antonio P. C. ya estaba siendo buscado antes del asesinato de sus padres, dado que no volvió a la cárcel cuando tendría que haberlo hecho. Este hombre, de 41 años de edad, estaba cumpliendo su condena en tercer grado. Entre sus antecedentes, vandalismo que incluía acabar con la vida de animales domésticos de un modo bastante cruel: llegó a quemar gatos, apuntan fuentes próximas al caso. Vecinos de Sangonera sostienen que fueron testigos de que también llegó a agredir a su propio padre «y lo lisió».

Fuentes cercanas a la investigación confirman que la relación de Antonio (una persona que antaño habría tenido problemas con las drogas) y su esposo con Pedro y María Trinidad era, últimamente, inexistente, y no descartan que un móvil económico esté detrás del doble crimen. Una de las hipótesis es que acudieron a los ancianos para pedirles dinero y que, durante una discusión, presuntamente, se valieron de un arma blanca para atacarles.

Las personas que acabaron con la vida del matrimonio habrían estado buscando dinero o bienes de valor en la casa, donde llegaron a levantar la escayola del techo.