«Espero que no sea él, no quiero ni pensarlo», decía Manuel, uno de los hijos del matrimonio asesinado en su casa de Sangonera, al ver que, al poco de aparecer los cuerpos, en la localidad comenzaba a escucharse que los investigadores tenían en el punto de mira a Antonio, uno de los tres vástagos de la veterana pareja.

Que Antonio P. C. no apareciese en el entierro de sus padres hizo que las murmuraciones de los vecinos se incrementasen. El mismo día que los cuerpos de Mª Trinidad y Pedro recibían sepultura, con la asistencia de todo el pueblo para arropar a sus allegados, la Policía Judicial de la Guardia Civil localizaba a los que ya son oficialmente sospechosos del crimen.

Antonio P. C., uno de los hijos de los ancianos asesinados el pasado fin de semanaancianos asesinados en la localidad murciana de Sangonera, y su esposo, cuya identidad no ha sido facilitada, han sido detenidos en Caudete, un pueblo de la vecina provincia de Albacete por su presunta implicación en el doble crimen, indican fuentes cercanas al caso.

El arresto se produjo ayer, miércoles, por la tarde. Tras dormir una noche en los calabozos, está previsto que ambos sospechosos sean trasladados a Murcia.

Se da la circunstancia de que Antonio P. C. ya estaba siendo buscado antes del asesinato de sus padres, dado que no volvió a la cárcel cuando tendría que haberlo hecho. Este hombre, de 41 años de edad, estaba cumpliendo su condena en tercer grado. Entre sus antecedentes, vandalismo que incluía acabar con la vida de animales domésticos de un modo bastante cruel: llegó a quemar gatos, apuntan fuentes próximas al caso. Vecinos de Sangonera sostienen que fueron testigos de que también llegó a agredir a su propio padre «y lo lisió».

Fuentes cercanas a la investigación confirman que la relación de Antonio (una persona que antaño habría tenido problemas con las drogas) y su esposo con Pedro y María Trinidad era, últimamente, inexistente, y no descartan que un móvil económico esté detrás del doble crimen. Una de las hipótesis es que acudieron a los ancianos para pedirles dinero y que, durante una discusión, presuntamente, se valieron de un arma blanca para atacarles.

Las personas que acabaron con la vida del matrimonio habrían estado buscando dinero o bienes de valor en la casa, donde llegaron a levantar la escayola del techo.

Los ancianos murieron cosidos a cuchilladas. La mujer presentaba varias en su cuerpo, mientras que el hombre fue degollado.