A lo largo de todo el recorrido de la romería de ayer miles de personas acompañaban a la Virgen de la Fuensanta por un motivo u otro. Todos tenían algo que ofrecerle: promesas o gratitud. El sentimiento, la devoción y el fervor estaban más que nunca a flor de piel en las calles de Murcia. Es el caso de José, un joven vecino de la pedanía de Algezares, que no ha fallado en los últimos años a todas las romerías que ha protagonizado la Virgen de la Fuensanta, tanto de subida como de bajada.

Y es que su historia es especial: lleva tatuada en su espalda con todo lujo de detalles la imagen de la patrona, así como su santuario. Hace cinco años tuvo un grave accidente de moto, y tanto él como su familia rezaron a la Morenica para que él se recuperase. Ahora celebra que ha podido hacerlo, y asegura que nunca va a fallar a su Virgen.

Luis y Dolores, a la altura del Parque de los Patos de la calle Pintor Almela Costa, preparaban de forma improvisada por la mañana una escalera para lanzarle pétalos a la patrona murciana. Los anderos decidían parar con la imagen para que el propio Luis le lanzase pétalos de rosa.

El matrimonio aseguró que era la primera vez que organizaba algo así. Ambos se conocieron en una romería de bajada de la Virgen que tuvo lugar en el año 1966: «Después de que la Fuensanta nos uniera, como somos muy felices, queremos agradecérselo. Ahora llevamos más de 50 años juntos», aseguraba el hombre.

Pero la devoción por la 'Madre de todos los murcianos' no entiende de edad. Fernando, un joven murciano que no se despegó de la imagen de la patrona, decidía a sus 17 años hacer promesa por un familiar fallecido caminando descalzo hasta el santuario de Algezares: «Es lo que debo hacer», repetía.

El sentimiento por la Morenica no es solo propio de los habitantes de Murcia y sus pedanías, sino que también congrega a fieles llegados desde todos los puntos de la Región. Antonio Ángel Martínez, de Molina de Segura, aseguró que aunque no sea de Murcia siente «mucha devoción por la Virgen».

A él siempre le ha gustado «poder acompañarla a su santuario» siempre que ha podido, «porque es la patrona de nuestra capital, y aparte de ser importante para la propia ciudad de Murcia también lo debe ser para el resto de las personas de la Región».