Los populares bueyes que salían siempre en la cabecera del desfile del Bando no van a estar este año. El motivo: uno de ellos murió, explicaron desde la Federación de Peñas Huertanas.

Hablando con propiedad, no son bueyes: son vacas murcianas. De hecho, ambas eran hembras. Hay otro ejemplar, que la idea es que tome el relevo de la vaca que murió, pero aún no se puede: este animal todavía es muy joven.

La vaca murciano-levantina es una raza autóctona del sureste de la Península Ibérica que, según lamentan desde la Federación, podría llegar a desaparecer, si nadie hace nada por conservar la especie. Y quien sí hace mucho es el dueño de estos animales: de la difunta, de la superviviente y de las que tomarán el testigo el año que viene. Se llama Ángel Serrano, y en su casa de Patiño cría ganado bovino, «dos burricas y una chata murciana», explica.

Cuando se le murió la vaca «me quedé cojo», confiesa el hombre a LA OPINIÓN. «Tengo dos nuevas, que las tendré preparadas para el año que viene. Son dos crías», relata, a lo que añade que «tienen un año ahora, hasta los dos años no van a estar fuertes». Tirando de metáfora, cuenta que sus vacas «están empezando a ir a la escuela ahora, faltan seis o siete meses para que puedan escribir y leer». «Ya el año pasado mi vaca estaba mala y no pudo salir. Yo salí con el carro y la burra», rememora este vecino.

El hecho de que sus vacas no puedan participar en el desfile «lo siento yo más que nadie», comenta al respecto.

A las vacas nuevas «les he puesto el mismo nombre, Clavellina y Hermosa». El que tuvieron ya otros animales, «el mismo desde que yo era crío», relata.

Serrano es consciente de que sus vacas son casi únicas, de que «quedan muy pocas».

De las diez razas autóctonas de Murcia, solo tres no están en peligro: la cabra murciano-granadina, la oveja segureña y los palomos deportivos. Se salvan, de momento. La vaca murciano-levantina es la que peor lo tiene. Dicen los números que apenas quedan 30 ejemplares.

Allá por 2013, el Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (Imida) anunciaba que había incrementado el banco de germoplasma para la recuperación y conservación de esta raza ganadera autóctonas en peligro de extinción.

«Ahora dicen que dan 92 euros por vaca al año. Bueno, algo es, tengo para agua, por lo menos», apostilla el vecino, al tiempo que espeta que «la Comunidad Europea antes nos daba dinero, pero, desde que empezó la crisis...»

La Consejería tiene controladas a sus reses. «Vinieron a hacerles un saneamiento hace cosa de un mes», rememora, «y ya saben que están. Como el que presenta una fe de vida de un viejo que tiene cien años».

Es consciente de que «dos vacas con un euro al día no se mantienen», aunque él se conformaría «con que me diesen un euro diario para mantenerlas, que no es ni para paja». Las ayudas «las tengo solicitadas», apunta, aunque asume que todo implica «más papeleo».

Serrano, además, mantiene en sus terrenos de Santo Ángel «a dos burricas, que no quiero que se pierdan, y a una chata murciana, la marrana», junto a «una docena de gallinas, el pavo y la pava». «Lo que tengo yo sería, en tiempos de mi padre, de alguien de clase media-alta. Sería un huertano de poderío», manifiesta este vecino.