El suceso tenía lugar en la calle Comandante Ernesto González Bans, en la barriada de San Basilio de Murcia. Un hombre de nacionalidad española se atrincheraba en un primer piso, en compañía de su novia, a la que, al parecer, retenía contra su voluntad.

Se da la circunstancia de que el individuo tenía en su vivienda quince armas: diez largas y cinco cortas. En un armero.

Al lugar se movilizaba un amplio despliegue de agentes de la Policía Local y Nacional, que acordonaban la zona. Lo prioritario era la seguridad de la mujer. Policías fuertemente armados y equipados con chalecos antibalas tomaban la zona, para estupor de los vecinos. Intentaban acceder al domicilio, pero el sujeto no abría la puerta.

Se movilizó el negociador de la Policía Nacional, para intentar dialogar con este individuo. Los agentes llegaron a subir un marro, con el que tirar la puerta abajo.

La mujer finalmente lograba salir del piso. Estaba bien, aunque muy nerviosa. "Ha salido en pijama", contaban los testigos. El hombre seguía dentro.

"Dicen que el marido es del Ejército. Pero ella se ve muy buena zagala", comentaba una vecina. "Cuando han venido con las metralletas, pues me he asustado. Digo, ¿pues no hay aquí terroristas y no me he dado cuenta?", apuntaba la mujer.

Una amiga de la víctima, presente en el lugar de los hechos, relató que ésta había tenido una pelea con su pareja hace una semana. Fuentes policiales confirmaron luego que se investiga si es autor de un delito de violencia de género. Al rato, otra allegada de la víctima se personó en el lugar. Ambas hablaron con la Policía. Mientras el negociador continuaba con su trabajo.

Dos horas más o menos duró la alarma. Sobre las doce y veinte sacaban al sujeto. Investigado, no detenido, indican fuentes policiales. El hombre cubría su rostro con un pasamontañas de color negro. No iba esposado y salió fumándose un cigarro. Fue llevado a dependencias policiales, para tomarle declaración. Las armas fueron requisadas. La Policía las sacó envueltas en una manta azul y blanca. Todas las armas tenían licencia, dada la relación del individuo con el Ejército.

"En ningún momento ha hecho uso de las armas, no ha habido una amenaza, y después de una negociación se ha resuelto", explicó un portavoz policial, que agregó que el hombre al final se mostró colaborador.

"El punto de inflexión puede haber sido el haber establecido una confianza. Él se ha dado cuenta de que la mejor solución era la pacífica", señaló el negociador de la Policía al término del operativo.