Barriomar se ha convertido en un barrio que se ha ido desarrollando en las últimos años bajo el estigma de ser una población dividida por la autovía, las vías del tren y la carretera de Alcantarilla. Pero los vecinos de esta zona de las afueras del núcleo urbano de Murcia sin apenas servicios se han cansado de esta situación y ayer salieron a la calle para reclamar al Ayuntamiento de Murcia que les escuche y les dote de la inversión necesaria con la que dejar de ser «un barrio marginal», una de las frases más repetidas durante la concentración que se celebró frente al antiguo edificio de Extranjería y en la que un centenar de vecinos quiso recordar que «Barriomar existe».

Desde la Asociación de Vecinos Barriomar-La Purísima exigen el desarrollo de la Ronda de Barriomar, proyectada desde hace más de una década, para descargar al barrio del excesivo volumen de vehículos que soporta, ya que «estamos expuestos a atascos diarios, contaminación atmosférica y un nivel de ruido que excede lo saludable». En transporte también echan en falta que no se haya proyectado en la zona ni un solo metro de carril bici ni se haya instalado una sola bancada para el alquiler de bicicletas.

Los vecinos de Barriomar reclaman servicios, ya que no disponen de instalaciones deportivas, no existe biblioteca ni sala de estudio para los jóvenes, apenas hay zonas verdes y de juegos infantiles para los más pequeños y no existen áreas de esparcimiento canino. «Creemos que ya es hora de que Barriomar tenga un parque municipal porque lo que tenemos en la bajada de la autovía no pasa de pradera con calvas y estamos hartos de ver que sólo se invierte en MurciaRío, mientras que a nuestra margen sólo llegan escombros», indican los afectados.

La sensación generalizada entre los habitantes de este barrio murciano es de abandono e insisten en que la imagen que predomina es la de los solares llenos de escombros, ratas corriendo y edificios abandonados y tapiados para evitar que se vuelvan a meter los okupas, mientras que las persianas y tablones de madera caen a la calle desde varios metros de altura en días de viento. En medio de esta estampa se encuentra también una grúa de grandes dimensiones que lleva abandonada más de diez años y que «supone un peligro al encontrarse expuesta a las inclemencias del tiempo».

El vicepresidente de la Asociación de Vecinos Barriomar-La Purísima (creada en los años 80 y que se ha reactivado en los últimos meses con la entrada de unos 70 nuevos socios), Francisco Ramírez, explica que «el barrio pide a gritos seguridad, queremos pasear por nuestro barrio y no tener la sensación de que entramos en una zona de guerra, viendo casas en ruina, puertas tapiadas, propiedades ocupadas y solares llenos de escombros y ratas». De ahí que exijan un plan de intervención urbanística para afrontar los problemas que existen. Ramírez recuerda que «en periodo electoral hablamos prácticamente con todos los partidos políticos, pero aún no se ha actuado ni se han puesto en contacto con nosotros». Esta Redacción se ha puesto en contacto con el Ayuntamiento para conocer si hay prevista alguna actuación sin obtener respuesta.