«¡Somos ciudadanos de tercera!». El grito era recurrente y se les escapaba mucho a los vecinos de El Palmar, involuntariamente, sin pensarlo demasiado, con rabia e incluso impotencia. En el parking de la destilería Bernal se reunieron ayer cientos de personas que de una forma u otra han sido víctimas de algún acto vandálico en esta pedanía murciana y ya están cansados, como explican ellos mismos, de esta «delincuencia que se vive diariamente» en El Palmar.

La manifestación acabó suspendida porque los organizadores no obtuvieron el permiso de la Delegación del Gobierno. Pero ante la imposibilidad de moverse por las calles del pueblo a gritos, los vecinos decidieron reunirse y marchar hacia el jardín del Cementerio, cortando la calle Mayor, parando los coches y circulando también por la acera. Entre regate y regate a los vehículos parados en medio de la carretera gritaban que querían más seguridad en la pedanía. En ese breve recorrido no les acompañó ni la Policía Local ni Nacional, no les hizo falta escolta. «Es simbólica la situación, pedimos más dotaciones policiales y no hay nadie con nosotros», decía un vecino.

«Queremos vivir en paz». Esta frase pertenece al manifiesto que los vecinos leyeron en el jardín y sonó como un suspiro. «Tenemos familiares a los que les han asaltado la casa, se han ido a dar una vuelta por el pueblo y cuando han regresado se han encontrado el piso desvalijado, sin electrodomésticos ni muebles», explica Miguel Ángel, un vecino de El Palmar que, junto con su compañero Pablo, pedían más dotaciones de agentes de la Policía Local y presencia permanente en toda la pedanía de la Policía Nacional. «Tenemos un ratio de policía local como si fuéramos un pueblo de 2.000 habitantes». El Palmar tiene más de 20.000 vecinos.

Los portavoces del movimiento social creado a raiz del hartazgo ante tanta inseguridad dibujaron una población que «soporta a diario robos en vehículos, viviendas y comercios, destrozos en la vía pública en jardines y mobiliario urbano, ocupación irregular de viviendas, enganches a la luz ilegales, puntos de venta de droga, intercambio de material robado a cambio de droga, aumento de la población con problemas de ludopatía, drogas y alcoholismo y falta de civismo y respeto hacia las personas».

Ante esta situación, los vecinos exigen tanto al Ayuntamiento de Murcia, como a la Delegación del Gobierno y a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad «una actuación contundente para que se hagan cumplir las leyes y las ordenanzas municipales en El Palmar». Además, estos vecinos piden una reforma del Código Penal para que aquellos delincuentes que reincidan en sus actos delictivos no sean puestos en libertad inmediatamente».