Miles de personas, muchas de ellas con el paraguas en la mano, disfrutan en Murcia del desfile del Bando de la Huerta 2019, que salió una media hora después de lo previsto y con la mirada puesta en el cielo. La ciudad vive unas Fiestas de Primavera con la vista en lo alto, después de la tristeza pasada por agua en Semana Santa, cuando la lluvia fastidió la de 'los salzillos' y otras procesiones.

Como suele pasar cuando algo es gratis, un montón de gente del público se abalanzaba sobre los primeros vehículos que integraban el cortejo, ya que se estaban repartiendo bolsas amarillas. La idea del respetable: llenarlas luego de cosas. Si en el Entierro de la Sardina la joya más preciada es la espada de plástico, en el Bando la estrella es la longaniza. Que, como es típico, quienes van en las carrozas regalarían más adelante.

Abrieron el cortejo cuatro caballos, cuyos jinetes portaban banderas de Murcia y de España. Después, los típicos cabezudos. Y junto a ellos, tambores. Al son de la huerta. Y de los banderines de cada peña, que desfilaron a continuación.

Rayos de sol asomaban entre las nubes cuando apareció la plataforma que llevaba la imagen de la Virgen de la Huerta de Los Ramos, a la que se rinde tributo este año. Dos simpáticos burritos tiraban de un carro que pilotaban unos niños. De ambiente, música militar. Después, otra plataforma, que arrastraba un plasma gigante en que se proyectaban fotos de la Catedral y de jardines y árboles de la primavera murciana. Sonaba por los altavoces el Canto a Murcia de La Parranda.

Motos añejas, como la del lechero, y la carroza del Perráneo. A micro abierto, versos en panocho. De escolta, los oficios en bicicleta, que provienen de Alquerías. Maestro y peón de albañilería compartían bici, bota de vino en mano.

A continuación, la carroza dedicada a Los Mayos. Alhama de Murcia es el pueblo invitado este año al Bando. Sus peleles dan vida a una fiesta considerada de Interés Turístico Nacional. Unas 'tenajas' rojas gigantes, como las de antaño, ocupaban un carruaje entero, tirado por un caballo blanco. Y sonaban las castañuelas, y bailaban los huertanicos frente a la Iglesia del Carmen. Justo dieron las seis menos cuarto y las campanas también se pusieron a bailar.

En otra plataforma, una recreación en gigante del artilugio para destilar la menta. Mazorcas de maíz muy grandes (de pega, claro) y más parones para empezar a bailar. Un tractor llevaba una imagen enorme de la Virgen de la Fuensanta, la patrona de la ciudad. La querida Morenica que sigue en la Catedral, y ahí estará hasta mediados de mayo, cuando regresará en romería a su santuario del monte.