Turno de comidas en un restaurante asiático de la avenida Miguel de Cervantes de Murcia. De repente, y sin ningún aviso previo que pudiera alertar a los comensales, un vehículo conducido por un hombre de mediana edad se estrella contra una de las dos entradas del local, reventando las puertas de cristal y desplazando algunos muebles varios metros hacia el interior.

Pese a lo aparatoso del accidente, el vehículo no llegó a atropellar a nadie en la acera de la avenida ni a causar heridos dentro del establecimiento. La rotura de varios cristales decorativos sí ocasionó una pequeña brecha en la cabeza a una de las comensales, pero los servicios de emergencias solo tuvieron que atender a varias personas por ataques de ansiedad ocasionados por lo ocurrido, aunque trasladaron a una menor hasta el hospital Morales Meseguer.

El vehículo, que se dirigía por la avenida Miguel de Cervantes dirección a la plaza de La Opinión, cruzó al carril contrario por uno de los cambios de sentido de la calle, frente al centro cultural Puertas de Castilla, se subió a la acera sin llegar a arrollar a ninguno de los transeúntes que paseaban por la misma y atravesó las puertas del restaurante.

Los primeros indicios señalan que el conductor había sufrido un desvanecimiento mientras conducía, lo que originó el giro brusco del volante y la entrada en el carril contrario de la avenida. Así lo señalaba el mismo accidentado al salir de vehículo, ayudado por varios camareros del restaurante, quien apuntaban a este periódico que había "perdido el conocimiento", mientras mostraba síntomas de estar desorientado, tal y como apuntan los trabajadores del local.

En el restaurante se encontraban en el momento del accidente, a las 16.30 de la tarde de este sábado, más de una treintena de comensales repartidos en el amplio local asiático. Dos personas que se encontraban próximas a la puerta pudieron esquivar al vehículo. Uno de ellos, un hombre que estaba de espaldas a la entrada en el momento del impacto, logró evitar la embestida al tirarse al suelo en dirección contraria. La mujer, por su parte, salió ilesa pero tuvo que ser atendida por ansiedad.

El vehículo finalmente impacto con una de las columnas. Tanto los camareros como uno de los gerentes del local señalaban que era "un milagro que no hubiera muerto nadie" ya que detrás de dicha columna estaba comiendo una familia con la niña trasladada al hospital: "Si no llega a estar la columna esa familia hubiera muerto atropellada".

El grupo de atestados de la Policía Local de Murcia procedió a realizar al conductor varias pruebas de alcoholemia y de sustancias estupefacientes, dando negativo el resultado. Tras declarar ante los agentes que había sufrido un desvanecimiento, los agentes trataban de consolarle subrayando que finalmente no había atropellado a nadie en la acera ni en el restaurante. Finalmente fue llevado también hasta un hospital.

El vehículo fue retirado del local una hora más tarde del accidente, dejando en el restaurante una estampa de cristales rotos encima de platos con cerdo agridulce o tallarines fritos. Los camareros se lamentaban de lo ocurrido, ya que tendrán que cerrar el local durante "mínimo una semana" para poder reponer los muebles rotos y limpiar a fondo las huellas del accidente.