Se han reunido en la puerta de la iglesia, pero hablan del islam y la nueva mezquita. Medio centenar de personas se han manifestado desde el edificio católico hasta el local que será la próxima mezquita de Los Dolores. Los organizadores han repartido pitos entre los manifestantes que se han convertido en la banda sonora de la protesta.

En la cabecera de la protesta lucían una pancarta con el lema: "Integración sí, mezquita no". Los motivos que esgrimen para negarse al edificio islámico es que en la localidad "no hay un censo representativo musulmán que requiera tal centro", según exponían en el comunicado de la protesta que ha sido leído por el organizador, Juan Martínez. También ha informado de las 1000 firmas en contra del edificio que han conseguido recoger en las jornadas previas a la propuesta.

Los vecinos que se han manifestado temen que la mezquita atraiga a musulmanes de otros pueblos cercanos y consideran que el aumento del número de este colectivo puede ocasionar problemas.

"En general no ha habido problemas con los musulmanes que viven en el pueblo", comentaban un grupo de mujeres en la puerta de la iglesia, "por eso creemos que abrir una mezquita es atraer a más y ya no sabemos lo que viene".

El temor de la llegada de personas musulmanes a Los Dolores es una preocupación compartida por los manifestantes, junto con el "respeto a las tradiciones". Una mujer considera que "van a empezar a alquilar muchas casas por aquí y se va a llenar el pueblo de 'moros' y la mayoría no respetan nuestra cultura. No nos respetan nada".

Otro de los manifestantes sentencia que los vecinos no quieren que se haga "ese tipo de montajes aquí porque nada más que puede conllevar cosas que no son correctas ni lógicas y puede crearse un gueto para muchas cosas ilegales".

Por su parte, el presidente de la asociación de musulmanes que va a abrir la mezquita, Youssef Kazdari, considera que cada uno tiene su libertad para manifestarse, pero que "esto sirve para lo mismo que una iglesia. Es lo mismo". Opina que es "cuestión de cultura". "¿No ves los que se están manifestando?", pregunta, "son todo personas mayores, no creo que los jóvenes piensen igual". Califica la convivencia en el pueblo de "fenomenal, integrada y sin problemas".

Kazdari explica que la función de la mezquita va a ser doble: por un lado que sirva como lugar de culto musulmán y, por otro, enseñar árabe a los hijos de los marroquíes que han nacido en España. "Cuando voy de viaje a mi pueblo, por ejemplo, mis niños no pueden comunicarse con su familia", por eso asegura que el objetivo es que ese centro sea un lugar donde se aprenda el idioma. "Porque aquí, la mayoría no rezan", reconoce.

Las reformas del bajo en el que van a situar la mezquita no están exentas de polémica. El concejal de Urbanismo, Antonio Navarro, confirmó a LA OPINIÓN que la licencia de obras que solicitaron no es adecuada. Presentaron una comunicación de obra menor, pero desde el consistorio informan de que el inspector de obras corroboró que la obra que están realizando precisa de «una declaración responsable o de una licencia de obra». En consecuencia, la semana pasada paralizaron las obras.

Sin embargo, Kazdari sostiene que han recibido alguna visita a la obra, pero que nadie les ha notificado la paralización de las obras. "No tenemos ninguna información hasta el momento de que la obra esté paralizada", asegura.