Treinta y un años lleva la pedanía de Patiño sacando la tradición a sus calles. Ayer, una vez más, el folclore y la gastronomía fueron protagonistas en esta localidad, hasta la que se desplazaron miles de personas de distintos puntos de la Región dispuestas a disfrutar de las buenas temperaturas y el sol después de días de frío intenso. Las cuadrillas pusieron la banda sonora a la jornada y arrancaron bailes espontáneos entre los asistentes. Independientemente de la edad, jóvenes y mayores se lanzaron a seguir las coplas de los músicos con los bailes tradicionales, y rieron y aplaudieron los trovos que repentizaban los cantantes.

Suenan malagueñas y jotas, y un grupo de niños, en edad escolar, bailan con una pericia propia de los adultos en medio de la calle, abarrotada de personas que pasean. Al otro lado de la calle, otro pequeño, de la mano de su padre, pregunta: «¿Cuándo dan la comida?». Su padre le calma y le anima a tener un poco de paciencia: «Cuando suenen los cohetes».

Las sillas dispuestas frente al escenario, que este año cambió su ubicación y se situó en el boulevard junto al campo de fútbol de la pedanía, están todas ocupadas. No cabe nadie más en las numerosas filas de asientos, y muchos son los que siguen las actuaciones de pie. En esta ocasión, los participantes en el Encuentro de Cuadrillas fueron los grupos de La Albatalía-Arboleja, Raiguero (Totana), Sangonera la Verde, Vélez Rubio (Almería), Marina Cope (Águilas), Aledo y Patiño. La Peña La Hijuela fue la organizadora del evento.

Entre los asistentes, el presidente de la Comunidad, Fernando López Miras, y el alcalde de Murcia, José Ballesta, que se animaron a repentizar unos trovos al inicio de la jornada, y ediles como Rafael Gómez o Lola Sánchez, quien destacó la nueva ubicación, «más amplia, que nos permite a todos disfrutar de este día de encuentro y tradiciones». El buen tiempo animaba a participar de la jornada festiva. «Las cuadrillas de Patiño siempre iluminan la huerta de Murcia», remarca la concejala de Seguridad Ciudadana, natural de la pedanía.

Pero no solo hubo música en Patiño. Como viene siendo habitual, las mujeres de la pedanía, las llamadas 'peloteras', habían preparado miles de las tradicionales pelotas de pavo, que se repartieron entre los asistentes junto a vasitos de vino de la tierra. Más de un centenar de patiñeros, muchos de ellos jóvenes, participaron en la elaboración y posterior reparto de estos típicos manjares, que en apenas una hora se habían agotado.

Suena la música de una de las cuadrillas y una joven toma del brazo al que parece ser su abuelo y empiezan a bailar, riendo, bajo el sol de enero. La tradición no es solo cosa de los mayores.