El boom inmobiliario y los posteriores años de crisis económica hicieron que muchas construcciones y proyectos inmobiliarios quedaran sin terminar en grandes ciudades, municipios y pequeños pueblos. Grandes estructuras de hormigón que han ido salpicando las estampas urbanas como una huella de aquel urbanismo desatado. Como consecuencia de ello, estas edificaciones que quedaron a medias han servido de refugio para multitud de personas sin hogar que las han ocupado y como zona de juego para muchos jóvenes y adolescentes que preferían entretenerse lejos de las miradas de cualquier conocido.

Para evitar problemas de seguridad y de salubridad, la Concejalía de Urbanismo, Medio Ambiente, Huerta y Agua, que dirige Antonio Navarro Corchón, ha llevado a cabo numerosos cerramientos y tapiados de este tipo de estructuras. Concretamente, entre los años 2017 y 2018 han sido un total de 21 ejecuciones subsidiarias las que se han llevado a cabo, según los datos que manejan los técnicos. Además de estos cierres, desde Urbanismo se actúa en otros casos como derrumbes parciales o la limpieza de solares.

Estas actuaciones han consistido en el cerramiento de construcciones por encontrarse en situación de peligro para la seguridad de las personas, siempre con previa autorización judicial.

En la mayoría de los casos se trata de edificaciones o construcciones en mal estado que no se encuentran ocupadas, sin embargo deben ser cerrados los accesos a las mismas para evitar situaciones de riesgo para la seguridad de quienes puedan entrar en ellos.

Urbanismo explica que del total de cerramientos realizados en estos edificios en mal estado, destacan, por haber supuesto la necesidad de efectuar desalojo de ocupantes, los llevados a cabo en los últimos meses en el carril Mancheños de Barriomar y en la calle Mateos de Patiño. «En ambos casos, se trata de edificaciones de nueva construcción que no fueron terminadas por los promotores, habiendo pasado o estando en proceso de pasar a ser titularidad de entidades financieras», tal y como señalan los responsables municipales. En estos supuestos de Barriomar y Patiño, al estar las construcciones ocupadas, las actuaciones se han llevado a cabo por el Ayuntamiento, a través de la empresa adjudicataria del contrato correspondiente, en coordinación con la Policía Local y los Servicios Sociales.

El pasado 8 de octubre tuvo lugar la ejecución subsidiaria de los expedientes 234/2017-RE y 393/2017-RE, tramitados desde Disciplina Urbanística. Los servicios municipales explican que al tratarse de un edificio ocupado, que estaba sin terminar y sin reunir condiciones de seguridad, se emitió la correspondiente orden de desalojo que fue notificada a los ocupantes.

Antes de realizar la actuación y comprobado que el inmueble seguía ocupado, pese a la notificación de la orden de desalojo emitida por el Ayuntamiento, se solicitó autorización judicial para poder realizar la ejecución. Una vez concedida, se personaron en el lugar los técnicos municipales, así como varias unidades de la Policía Local, a fin de llevar a cabo el desalojo y realizar el cerramiento de los huecos del edificio.

Esta actuación de Barriomar comenzó a las ocho de la mañana. «La Policía Local y los trabajadores sociales entraron en el inmueble y poco a poco, de forma fluida, voluntariamente y sin incidentes, fueron saliendo ocupantes hasta alcanzar una cifra aproximada de 60 personas», afirman desde Urbanismo. Aunque no se pudo contabilizar una cifra exacta dado que iban saliendo por distintas zonas. Durante el desalojo, el personal de Zoonosis también se hizo cargo de la retirada de varios perros que se encontraban dentro del inmueble.

Una vez comprobado que el edificio se encontraba totalmente desalojado, se procedió al tapiado del mismo por parte de la empresa adjudicataria. Estos trabajos para garantizar las condiciones de seguridad del inmueble se prolongaron durante tres días, dada la envergadura de las obras a realizar, según destacan los responsables de la concejalía de Navarro Corchón.