La Cárcel Vieja de Murcia abrirá sus puertas de nuevo a los ciudadanos como un edificio inteligente dotado de las últimas tecnologías y completamente domótico. Así lo recoge el proyecto de rehabilitación y puesta en uso de la Fase I de la antigua prisión provincial que fue entregado ayer por los arquitectos Manuel Hernández y José Ibañez, del estudio IH Arquitectos, al alcalde de Murcia, José Ballesta, y la concejala de Obras y Servicios, Rebeca Pérez.

Este tipo de edificios domóticos se caracterizan por buscar la mayor eficiencia aprovechando la gestión de la energía e iluminación, aspectos de seguridad, redes de comunicaciones o accesos. El arquitecto Manuel Hernández, fundador del estudio de arquitectura que ganó el concurso de ideas con el proyecto 'Muros etéreos', explicó ayer a LA OPINIÓN que se hará una apuesta por las últimas tecnologías, con un aislamiento especial y la incorporación de domótica en las salas que irán destinadas a acoger eventos, exposiciones o presentaciones.

«Está previsto que haya una instalación fotovoltáica en la Fase II de la rehabilitación, lo que hará que la Cárcel Vieja de Murcia tenga un consumo cero de energía tradicional y se autoabastezca por la procedente del sol», subrayó uno de los redactores del proyecto definitivo. Además, se podrá regular el abastecimiento sólo a las zonas que estén en uso, cerrando el paso de energía a las que estén sin utilizar en cada momento.

Los autores también destacan que en el proceso de rehabilitación definitivo que han entregado al Ayuntamiento se ha hecho un ejercicio importante para mantener la estructura del edificio de la Cárcel y los forjados, rehabilitación en la que no habrá falsos techos para dejar los máximos detalles a la vista.

Cerrado desde hace 37 años

El Consistorio destaca que con este paso «se da un importante impulso a la rehabilitación de la Cárcel Vieja», un inmueble que permanece cerrado desde hace 37 años, catalogado como Elemento Singular y que fue construido a principios del siglo XX. Ballesta, que coordina directamente los proyectos estratégicos de ciudad, destacó la «alta rentabilidad social» de esta actuación que «va a permitir devolver a los murcianos parte de su patrimonio convertido en nuevo punto de encuentro luminoso, abierto y participativo, que permanecerá abierto a todos y albergará actividad permanente, sin barreras físicas, horarias ni generacionales».

La Fase I del proyecto incluye la rehabilitación del edificio de cabecera o acceso principal, ubicado entre la Plaza Circular y Primo de Rivera, y su entorno, con zonas ajardinadas y nuevos accesos peatonales desde diferentes lados del edificio.

Recuperarán las torres de vigilancia

El edificio de cabecera tiene una superficie construida total de 1.322 metros cuadrados y sobre él se pretende actuar en un primer momento. El proyecto definitivo mantiene las fachadas actuales y contempla también el mantenimiento y restauración de las antiguas torres de vigilancia de los pasillos perimetrales. Con respecto a las cubiertas del edificio, se buscará la luz cenital mediante dos lucernarios triangulares a la fachada de la avenida Primo de Rivera y también está prevista la recuperación de las tejas actuales para su recolocación sobre la nueva cubierta formada por paneles sandwih, tal y como recoge el texto explicativo presentado ayer por los arquitectos al alcalde.

Respecto a los acabados, la rehabilitación contempla que los suelos exteriores sean construidos con la piedra recuperada de los muros de los patios que sean demolidos, combinándolos con suelos continuos de hormigón. También se mantendrá el adoquín actual del patio de la Fase I y el del patio que comunica la Fase I con la II.

Ya en el interior del edificio se conservarán y rehabilitarán las carpinterías de madera que se encuentren en mejor estado, así como las puertas altas de madera que dan acceso a las distintas zonas. Hernández subrayó que también está previsto mantener las puertas de las celdas al constituir un elemento histórico fundamental.

La antigua prisión provincial de Murcia es un edificio abandonado, asociado a un pasado triste, que se convertirá en uno de los más emblemáticos y con mayor potencial por su rotundidad formal, dimensiones y situación. Su presencia en el centro de la ciudad le convierte en un valioso patrimonio cultural a preservar y reutilizar para nuevos usos culturales y artísticos, según indican desde el Ayuntamiento.