La actividad en el interior de la antigua sede de Correos en Murcia es un hervidero de actividad. Casi un centenar de profesionales trabajan con celeridad y los progresos empiezan a verse desde el exterior. La apertura del Mercado gastronómico de Murcia está cada vez más cerca. Su director general, Miguel Pichardo, aseguró ayer a LAOPINIÓN que las obras avanzan «a muy buen ritmo» y que este mismo otoño los murcianos podrán empezar a disfrutar de esta nueva alternativa de ocio y gastronomía en la capital del Segura.

«Tenemos muchas ganas de presentarlo a la ciudad», reconoce. Los trabajos de albañilería ya han terminado, y el mobiliario y las cocinas están en proceso de producción para instalarse en cuanto estén listos. Pero no solo se está creando en este edificio histórico construido en el primer tercio del siglo XX, también hay un importante trabajo de recuperación de elementos originales que harán «un guiño a la esencia» del recinto, propiedad de Grupo Orenes. «Es un edificio emblemático para los murcianos, por ello estamos siendo cuidadosos», apunta Pichardo. Por ejemplo, a la entrada del local, los murcianos y visitantes podrán pisar sobre un damero realizado con piezas originales que han sido restauradas. Un equipo de arquitectos e interioristas han trabajado desde el principio del proyecto para comprobar qué materiales y mobiliario se podía «rescatar».

La joya de la corona será la escalinata central, de estilo imperial, que preside la planta baja, que se ha restaurado y que los usuarios podrán admirar justo al entrar al local. También se han rehabilitado las molduras originales y puertas, a las que se ha dado un nuevo uso.

Otro de los elementos más llamativos es la puerta giratoria que había con el edificio. Como no se podía volver a usar con su función original, se ha restaurado y tendrá también su espacio en el Mercado gastronómico de Correos.

Experiencia 360º

El edificio, distribuido en cuatro plantas (sótano, principal y dos alturas más), ha sido rehabilitado al completo. Mientras el sótano se queda restringido a almacenes y cocinas, el resto de plantas sí tendrán actividad abierta al público, aunque, sin duda, el eje principal de la actividad estará en la planta baja, en la que se ha respetado la estructura original. Una barra de 360º bajo la escalera central será el punto de bebida, con diferentes áreas diferenciadas, como una vinoteca con más de 60 referencias permanentes de vinos. Otra zona de cafetería y coctelería se enfocará al tan de moda tardeo.

Alrededor de la barra se instalarán las distintas paradas, que incluirán puestos de comida tradicional murciana; un punto de charcutería con una zona de quesos con referencias regionales, nacionales e internacionales, y otra zona dedicada al jamón ibérico. También habrá un punto asiático, un punto de gastronomía panamericana y, hacia la zona opuesta del recinto, un puesto de gran tamaño «que será el corazón de la cocina del mercado» con grandes parrillas; y otro puesto dedicado al pulpo y las múltiples formas de prepararlo.

El solar que se ubicaba detrás del edificio se va a convertir en una terraza cerrado «con una cúpula de acero y cristal a modo de invernadero, con vegetación, mesas y barras de bebida».

Las plantas superiores se dedicarán a eventos, desde bodas hasta presentaciones empresariales o exposiciones artísticas. El propio mercado va a contar con una agenda cultural en la que ya trabajan desde la dirección. Cultura, empresa y gastronomía, innovación y tradición se darán la mano en este ambicioso proyecto. La puesta de largo, que será «para la ciudad», no un evento cerrado, llegará en pocas semanas. Murcia ya espera para volver a pasear por el edificio de Correos, ahora, cambiando los sobres y los sellos por la copa y el tenedor.