Los niños con trastorno del espectro autista (TEA) tendrán más facilitad a la hora de ir a jugar al parque, subir a un tobogán o beber agua de una fuente pública. El Ayuntamiento de Murcia está impulsando un proyecto con el que quieren dotar a estos espacios verdes de pictogramas iguales a los que suelen utilizar estos menores en su día a día.

Para ello, los concejales responsables de Derechos Sociales y Cooperación al Desarrollo, Conchita Ruiz, y de Modernización de la Administración y Desarrollo Urbano, José Guillén, mantuvieron ayer un encuentro con el director de la Cátedra de Autismo Obra Social La Caixa de la Universidad de Murcia (UMU), Ildefonso Méndez Martínez, con el objetivo de avanzar en una iniciativa que arrancó en Murcia el pasado mes de diciembre con un proyecto piloto en la plaza Cristo Resucitado del barrio de Santa Eulalia, en la que ya se han instalado estos pictogramas gracias a los cuales los niños con TEA pueden identificar de forma más sencilla el entorno en el que se encuentran.

Conchita Ruiz destaca que «esta iniciativa es un paso más en nuestro compromiso para lograr una ciudad accesible, proyecto recogido en el propio Plan de Accesibilidad que se acaba de aprobar», un proyecto respaldado por la Cátedra de La Caixa y a través del cual los padres de estos niños han demandado parques y jardines más accesibles a inclusivos que se vayan ampliando a toda la ciudad.

En este caso, el responsable de Modernización de la Administración y Desarrollo Urbano reconoce que en las próximas semanas se comenzará a trabajar en nuevos espacios de ocio infantil de Murcia para dotarlos de estos elementos gráficos, aunque aún no tienen decicido a cuántos parques se extenderá esta iniciativa en lo que queda de año. «En los próximos días tendremos una reunión técnica para decidir el número exacto de zonas en las que se va a actuar en 2018», ha explicado a esta Redacción el concejal José Guillén.

Por su parte, Ruiz indica que la zona de Santa Eulalia «es un espacio adaptado y accesible, divertido y estimulante para niños con y sin discapacidad, que tiene un valor añadido ya que su objetivo es la integración de la diversidad funcional. Además, el juego y la interacción con el medio es la gran herramienta de aprendizaje en la infancia, y gracias a parques adaptados e inclusivos se ofrece la oportunidad de socializarse y divertirse de forma normalizada».

Concretamente, el diseño de la plaza Cristo Resucitado se caracteriza por estar rodeado por una valla con varias puertas de acceso y por tanto es un lugar recogido o por no estar cerca de carreteras principales, lo que hace de él un espacio tranquilo. Además tiene una fuente de agua y varios bancos donde sentarse en familia, un parque infantil de ocio y unas gradas donde realizar actividades públicas.

Con estos pictogramas se identifican elementos del parque como los bancos, las fuentes o los toboganes, «pero además sirve para concienciar a otros padres de la importancia de la inclusión de estos niños, ya que el autismo no se percibe a simple vista», explica la concejala de Derechos Sociales.

Otro de los proyectos en los que trabaja la Concejalía son actividades de ocio inclusivo en jardines y espacios verdes, en las que además puedan participar terpeutas específicos para atender a estos menores.

El director de la Cátedra indica que «al igual que se ha avanzado en la comunicación de las personas ciegas con indicadores en braille en ascensores también se debe trabajar para la inclusión de estos menores», de ahí que se esté trabajando a tres bandas entre la UMU, el Ayuntamiento y la Obra Social La Caixa.

El segundo de la fila

Uno de los problemas que encuentran los padres de niños con TEA en las actividades públicas son las colas que deben hacer, situaciones que no toleran bien y en las que se ponen nerviosos. Para evitar estos casos se está trabajando en una iniciativa bautizada ´Yo soy el segundo de la fila´ con la que se dará prioridad a estos niños cuando guarden cola con la tarjeta sanitaria de atención preferente. «No debemos acostumbrarlos a ser los primeros, pero es fundamental reducir el tiempo y que la espera pase de 30 minutos a tres o cuatro», subraya Méndez.