«El fin no es meterlos en un cajón», dejan claro desde la Policía Nacional en Murcia, Cuerpo que subraya que «no hay mayor satisfacción» que, tras desarticular una banda de ladrones, poder devolver a sus legítimos propietarios los objetos recuperados. Algo que muchas veces no pasa.

Desde bicicletas a relojes, pasando por sortijas y televisores. Los amigos de lo ajeno, a la hora de hacerse con el botín, se suelen centrar en joyas y dinero que pueda haber en las casas. Es lo que cogieron, por ejemplo, en los recientes asaltos de este verano en La Flota y Juan Carlos I, en la capital murciana, o en urbanizaciones de Molina de Segura.

Cuando la Policía atrapa a los cacos y descubre que tienen en su poder un montón de bienes susceptibles de haber sido sustraídos en su momento, comienza el proceso para dar con los dueños. Se suelen buscar las denuncias de robos y se llama a la gente que en su momento explicó cómo eran los objetos que les faltaban, por si coincide alguno con el botín que tenía el ladrón detenido. Lo que ocurre es que, en muchas ocasiones, la persona reconoce su reloj o su cadena de oro, pero no tiene forma de demostrar que es de su propiedad. Así que hay objetos valiosos que acaban en el depósito judicial. Allí pueden permanecer un tiempo indeterminado.

Luego, cosas como, por ejemplo, bicicletas, pueden acabar siendo donadas a organizaciones no gubernamentales. Algo que sí se hace siempre cuando lo decomisado es comida. El Banco de Alimentos del Segura recibía este mismo verano 18.000 litros de leche que en principio iban en un camión, rumbo a Inglaterra, cuando la sospecha de su conductor llevó a la empresa de transporte a revisar el vehículo: el conductor sospechaba bien, junto a la carga había marihuana.

Cebollas, papel higiénico y otros productos de primera necesidad van a parar a Cáritas o Jesús Abandonado enseguida. Son bienes de los que pueden beneficiarse los más necesitados.

En el caso de las bicis (que se roban bastante en la Región), apuntar que el vehículo tenía un golpe o una simple pegatina es un signo para acreditar quién es su dueño legítimo y que se proceda a hacer la entrega.