No es que los testigos plásticos que ponen los ladrones en las puertas sean historia: es que ahora hay otras formas de detectar si en un domicilio hay gente.

Fuentes policiales explicaron que ha llegado a la Región ya el método de los testigos prácticamente invisibles. Lo que hacen los amigos de lo ajeno es poner, con una pistola de silicona, un hilillo finísimo (el testigo) entre el marco y la puerta.

Al igual que pasa con los de plástico, estos diminutos testigos tienen la finalidad de indicar a los ladrones si el domicilio está vacío y sus moradores ausentes -el testigo continua en su posición días después al no haber sido abierta la puerta- o si el domicilio está habitado. Si hay gente, cuando alguien abre la puerta la silicona no permanece en la junta de la puerta con el marco: se ha desprendido al haber caído por el acceso a la vivienda. Y el hilillo es tan fino, pequeño y prácticamente invisible que los moradores de la casa ni se dan cuenta de que se lo pusieron... ni se percatan de que ha caído.

Los ladrones se las ingenian. Luego está el método de la cola de ratón. Consiste en manipular los cilindros interiores de la cerradura con un hilo llamado así que puede comprarse en cualquier sitio. Tampoco hace ruido y todo el instrumental que requiere es el citado hilo y alguna herramienta metálica pequeña.