Quienes le conocen tienen claro que fue un accidente. Un hombre español de mediana edad resultaba este viernes herido con quemaduras graves después de prenderse fuego en Murcia.

El suceso tenía lugar en la avenida del Rocío, que está en Atalayas, en concreto dentro de un concesionario de coches abandonado y lleno de basura.

«Estamos trabajando, veníamos de pasada. Yo iba conduciendo y mi compañero ha visto una persona envuelta en llamas. Hemos cogido uniformes de trabajo y mientras yo apagaba el fuego él llamaba al 112. Ha pasado bastante rápido», contaba José Manuel, uno de los tres jóvenes que salvaron la vida al hombre.

«Mientras que yo apagaba las llamas ha dicho que quería acabar con todo y que le dijésemos a su mujer que la quiere», indicó el chico, que permanecía en el lugar, junto a su compañero.

El tercer hombre que auxilió al herido casualmente da clases de precaución de riesgos, y apagó las llamas del cuerpo del hombre antes de que llegasen los bomberos. Echó sobre él prendas de ropa mojadas y, afortunadamente, le salvó la vida.

El herido permaneció consciente en todo momento y fue atendido por sanitarios que se movilizaron hasta el lugar de los hechos en una ambulancia. Tras atenderlo dentro del vehículo, lo trasladaron al Virgen de la Arrixaca.

Agentes de la Policía Nacional acordonaron la zona. Los de la Científica y los Bomberos entraron en el concesionario abandonado, para buscar cuál fue el origen del fuego. Hasta el lugar también acudieron agentes de la Policía Local de Murcia.

La Policía señaló que el herido es el jefe de un negocio cercano e investiga la hipótesis de que pudiera querer pegarle fuego al solar abandonado del concesionario y que él ardiese accidentalmente.

Los chicos que le ayudaron no creen que el hombre quisiera acabar con su vida. Creen que quería acabar con los problemas que tenía: en ese solar, aseguran vecinos de la zona, se meten toxicómanos y es un problema para los negocios cercanos, entre ellos los de este señor.

Una idea que respalda un trabajador del negocio en cuestión. «Nos han entrado ya este verano tres o cuatro veces a robar. Suben al techo de la nave y pasan a la nuestra, a la bolera», cuenta Paco, empleado del hombre herido con quemaduras. «Este hombre (su jefe) ha querido tomarse la justicia por su mano y se le ha ido de las manos», tiene claro Paco.