Ha vuelto a ocurrir. El hombre de nacionalidad rumana que el año pasado se encaramó a la Catedral de Murcia pidiendo un bocadillo y 3.000 euros ha recurrido, una vez más, a la misma estrategia, según confirman desde Policía Nacional.

Esta mañana los vecinos de Murcia se sorprendían al contemplar al esperpéntica imagen. Sus reivindicaciones son las mismas que el año pasado. Dice haber sido estafado por su abogado tras recibir una indemnización de 8.000 euros por un accidente de tráfico. El problema, según su versión, es que su letrado aprovechó que aún estaba en el hospital para quedarse con parte del dinero que le correspondía, además del 10% que ya habían pactado por sus honorarios.

El negociador de la Policía Nacional acudió finalmente a hablar con el individuo y, finalmente, accedió a bajar del tejado de la Catedral de Murcia.

El año pasado, tras intervenir el negociador de la Policía Nacional, fue el Cónsul de Rumanía quien consiguió que se tranquilizara y abandonase la Catedral.